El placer de tener un detalle único por un módico precio

El placer de tener un detalle único por un módico precio

Si a algo no hay quien le gane a O Mercadiño –la iniciativa solidaria capitaneada por Isabel Ruiz Apilánez desde hace 23 años– es a singularidad. Los rastrillos benéficos por las fiestas podrán proliferar, pero Isabel puede presumir de poner a la venta piezas únicas. Y, en la era de lo “vintage”, estas triunfan más que cualquier otro detalle.
Desde que abrieron las puertas de esta edición a mediados de noviembre todo tipo de personas se han llevado verdaderos tesoros del local que ocupan en el número 59 de la calle de Juan Flórez. De hecho unos años atrás incluso se vendió un confesionario... Sin cura, pero en perfecto estado.
Entre lo más en decoración todavía quedan “montones de sofás preciosos a unos precios increíbles” o “mesas de mármol como las de las cafeterías”. De estas están expuestas algunas pero pronto se esfumarán, como ocurrió el año pasado con unas parecidas. Pese a que las ventas han ido bien, Isabel promete que entre el popurrí de mercancía todavía quedan “mesas de comedor espléndidas, sillas, lámparas, espejos, cuadros...”.
E incluso un juego de café Royal Dulton de los años 60 se ha colado en el rastrillo solidario a favor de Cáritas y, sobre todo, de la Cocina Económica. De hecho a estas alturas, ya se han entregado 13.200 euros a ambas instituciones.
Por si fuera poco, los benefactores se han portado bien y se han adelantado a los Reyes Magos. El alma mater del proyecto cuenta que hace tan solo unos días les donaron “piezas excepcionales”. Como “un crucifijo de marfil con una cruz de madera y cantoneras de plata” que solo tiene un gemelo en el Museo Catedralicio de Burgos.
O varias piezas de Peyró “impecables”. “La gente no es tonta y ya compró algunas pero aún quedan”, dice, pidiendo ayuda para llegar a los 18.000 euros.

El placer de tener un detalle único por un módico precio

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