Piden otros cinco años para el acusado del crimen de Fonteculler por asaltar un chalé

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  a. barbadillo > a coruña

  A la espera de que la Fiscalía dé a conocer el escrito de acusación por la muerte de los dos vecinos de Muros que en abril de 2009 aparecieron, descuartizados, en la fosa séptica de una vivienda de Fonteculler, el supuesto autor del doble crimen, José Ramón Blanco Vila, alias Koke, fue requerido ayer para declarar ante la jueza de penal 1 por otro delito, perpetrado diez días antes de su detención. Se trata del asalto a un chalé de la localidad de O Couto, en Aranga, muy próximo a su domicilio, en el que los dos fallecidos habían sido tiroteados cinco meses antes.
La Fiscalía lo vincula directamente a él y a dos de sus supuestos colaboradores en los descuartizamientos de Fonteculler con este robo, y pide para ellos cinco años de reclusión. Según sus conclusiones, Blanco Vila y su cómplice, Alberto Souto –conocido como Nocillas– son las personas que entraron en la vivienda, mientras que la tercera implicada, antigua pareja de Souto, realizaría labores de vigilancia en el exterior del chalé, del que la banda se llevó joyas, dinero y aparatos tecnológicos como un televisor de 50 pulgadas, un reproductor de DVD o una cámara de vídeo.

En relación > De este robo tuvo conocimiento la Guardia Civil el día de su comisión, el 13 de abril, cuando el propietario de la vivienda acudió al puesto de Irixoa a explicar que, al regresar a casa por la tarde, había encontrado la ventana de la cocina abierta, con el cristal roto, y el interior revuelto.
Pronto la investigación conectaría este golpe con otros que habían estado teniendo lugar los meses previos en chalés de distintos puntos de la comarca, y todos los asaltos, con la desaparición de un traficante y un toxicómano de Muros en noviembre del año anterior.
Tal como hizo constar el Instituto Armado en unas diligencias remitidas al juzgado, las escuchas telefónicas decretadas por la jueza de Muros sobre el teléfono de Blanco Vila para dar con el paradero de los dos desaparecidos sacó a la luz algunos de los robos. La línea estaba siendo utilizada en aquellas fechas por el coacusado, Alberto Souto, y en varias comunicaciones del mismo día del asalto en O Couto, el hombre hablaba sobre algunos efectos que coinciden con los sustraídos en el chalé. A mayores, la Guardia Civil relacionaba con ese robo a Koke, por ser el titular del contrato telefónico y residir este en el mismo municipio de Aranga, en un lugar “relativamente próximo” a la vivienda objeto del asalto.
Las intervenciones telefónicas posteriores sacaron a la luz la existencia de lo que los investigadores denominaron como un “grupo organizado”, formado por unas siete personas, que sería responsable de los robos registrados en los meses anteriores en casas habitadas de Aranga, Ordes, Carral, Arteixo y Oleiros. De las averiguaciones  se obtuvieron siete nombres, seis de los cuales se corresponden con los de las personas que en los próximos meses ocuparán el banquillo en la Audiencia Provincial por su relación con el encubrimiento del doble crimen de Fonteculler y el traslado, descuartizamiento y ocultación de los cadáveres de las víctimas, Manuel Ramón Luces y Javier Toledo.
Todos fueron detenidos entre el 23 y el 24 de abril de 2009. Al tomárseles declaración, una de las sospechosas confesó la actividad de la banda en cuanto al robo en los chalés. Habló de su papel de vigilancia, y del de Blanco Vila y su por entonces pareja, que eran los encargados de colarse en las casas y hacerse con los objetos de valor y las cajas fuertes. También dio datos sobre el paradero de los cuerpos de los dos muradanos desaparecidos y sobre la autoría de sus muertes.

Receptación > El juicio por el robo de O Couto quedó ayer suspendido por la incomparecencia de uno de los acusados. Sin embargo, tanto este implicado como su excompañera sentimental ya habían reconocido su participación ante las autoridades, y vinculado a Blanco Vila en la trama.
A la vista estaba citado también un hermano de Souto, procesado por un delito de receptación que tiene que ver con la posesión de uno de los televisores sustraídos en la casa. El fiscal pide para él dos años de cárcel, y aunque su nombre también salió a la luz en las escuchas telefónicas, nunca ha admitido su participación.


 

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