Piden 20 años de cárcel para tres de los implicados en el crimen de A Cubela

Una puñalada en el corazón acabó la madrugada del 11 de enero con la vida de Yonier Alejandro Arenas, el joven colombiano por cuya muerte cuatro personas deberán declarar próximamente ante un jurado en la Audiencia Provincial. El corazón unía también a la víctima con los acusados, puesto que todos ellos mantienen entre sí vínculos afectivos, que son los que están, según la acusación, detrás del crimen perpetrado hace nueve meses en la zona de A Cubela.

El letrado que representa a la familia del fallecido, el penalista Manuel Ferreiro, ha presentado ya su escrito de acusación, y en él pide para tres de los acusados –los principales implicados en el suceso y los únicos que pasaron por prisión o permanecen recluidos– la misma pena, 20 años de cárcel y el pago conjunto de 120.000 euros, por un delito común: el asesinato. En sus conclusiones, esta parte no hace distinción entre el joven –también colombiano– que según su propia confesión asestó las dos cuchilladas que recibió Arenas cuando transitaba por la calle de San Diego de las dos personas que, según su versión de los hechos, le acompañaban.

La acusación particular culpa a dos hombres y una mujer del asesinato

Se trata de otro hombre de nacionalidad española y su exesposa, colombiana, y que está considerada como la principal instigadora del crimen junto con su hija, una adolescente que, por ser menor, está en libertad pese a estar implicada. Porque, tal como se refleja en el escrito de acusación, el joven que empuñaba el cuchillo era el novio de la chica y ella, al igual que su madre, mantenía relaciones sexuales con la víctima. Queda en la ecuación un término que despejar, el papel del otro hombre que aquella medianoche fue visto en la escena. Según el abogado de la familia Arenas, el exmarido de la inductora seguía manteniendo con ella una buena relación, “planteándose incluso reanudar la convivencia” con ella.

Siguiendo el relato que se ofrece en su escrito de esta acusación, el 10 de enero es la fecha en la que la procesada descubrió que su hija mantiene relaciones con Yonier Alejandro Arenas, al revisar los mensajes de su teléfono y sus comunicaciones a través de la red social Tuenti.

"ira y resentimiento"

Los celos que la mujer había ido acumulando al saber que el joven tenía relaciones con otras chicas se transformaron, según esta parte, en “ira y resentimiento” al enterarse de que su hija era una de ellas. Siguiendo siempre esta versión de lo sucedido, esa tarde reunió en su casa de Perillo a su exmarido, su hija y el novio de esta para trazar su venganza, para la cual convenció a los dos varones de que el joven colombiano había abusado de la menor y la había dejado embarazada.

Con esos argumentos logró que su plan para acabar con la vida de su amante tomara forma aquella misma noche. Para perpetrar el crimen –continúa esa fuente– contactó con el fallecido mediante el teléfono de su hija, haciéndose pasar por ella, y lo convenció para que fuera a recogerla a la estación de buses para pasar la noche con la joven.

En el trayecto lo esperaban los dos hombres y ella misma, uno de los cuales lo apuñaló en el pecho y el abdomen estando él “totalmente desprevenido y sin posibilidad de defenderse de forma eficaz”. n