Una pelea con arma blanca paraliza el tráfico en la plaza de Pontevedra

Una pelea con arma blanca paraliza el tráfico en la plaza de Pontevedra
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La mañana comenzó con un sobresalto ayer en pleno centro de la ciudad cuando dos jóvenes decidieron enzarzarse en una pelea que les llevó de un extremo a otro de la plaza de Pontevedra seguidos por cerca de una docena de amigos, esgrimiendo una navaja, deteniendo el tráfico y causando daños en el mobiliario urbano. A disolver el tumulto acudieron varias unidades de la Policía Nacional y Local, desde patrullas hasta motoristas pasando por un coche camuflado, finalizando el incidente con sus dos protagonistas detenidos.
Todo comenzó a las nueve de la mañana en uno de los locales de hostelería de la avenida de Rubine. Según testigos presenciales, el grupo, cuyas edades rondarían entre los 20 y los 30 años, habían pasado la noche de fiesta. Cuando abandonaron el local, dos de ellos ya estaban enzarzados en una discusión que degeneró inmediatamente en una pelea en la que uno de ellos sacó una navaja. José María Martínez, desde la esquina donde vende cupones, observó como la lucha llevaba al grupo desde el cruce de la avenida de Rubine hasta la plaza frente al Instituto Femenino.
“Los coches tuvieron que parar, claro, porque se pegaban en la calzada”, recuerda el testigo qu tuvo a los contendientes tan ceca que tuvo que pedirles que tuvieran cuidado para no derribarle. El que empuñaba la navaja incitaba al otro a atacar y éste arrancó una papelera de un semáforo y comenzó a golpearle con ella, mientras sus amigos les rodeaban. En esa situación tan confusa, trataban de separarlos al tiempo que tomaban partido unos por uno y otros por otro, empujándose mutuamente al tiempo que trataban de separarlos, algunos todavía con las copas en la mano.

la más grave
El grupo siguió moviéndose, entre empujones y persecuciones, por entre los coches, cuyos conductores no se atrevían a moverse por miedo a arrollarles. Justo cuando estaban en el cruce con la calle de Francisco Mariño, hicieron acto de presencia las fuerzas policiales, que se encargaron de poner punto y final a la pelea, a la que el propio vendedor de cupones consideró como la más grave que ha visto desde que ocupa esa esquina, hace dos años y medio.
“Esto ocurre bastante a menudo, sobre todo las mañanas de los jueves y los viernes”, explicó. La avenida de Rubine es un punto de encuentro para aquellos que se han pasado la noche en vela, de fiestas, y que buscan comer algo o tomar la última copa antes de marcharse a casa y que se convierten en los primeros clientes del día para los cafés y bares de esa avenida.
A esas horas, y en esas condiciones, las peleas se vuelven habituales. “Estas cosas pasan a menudo por aquí”, confesaron en un local de la zona, y aunque no suelen ser tan graves como las de ayer, ni suelen salir relucir almas blancas, Martínez opina que “es cuestión de tiempo que pase una desgracia”. n

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