Pedro Ramos | “Para crear a Marga junté un montón de mujeres valientes que conozco”

Pedro Ramos | “Para crear a Marga junté un montón de mujeres valientes que conozco”
El autor participó en el ciclo “Letras de otoño” en la Fundación Seoane | javier alborés

Pedro Ramos quería contar la historia de una mujer y eligió a Marga. Le colocó tres mil noches como a la de Antonio Vega y la puso a rodar en tres momentos. La acompañó de personajes y los estereotipos gritaron sobre el papel. Marcando su rol. En una historia que es A Coruña en parte. También Madrid e incluso Alaska, el último vértice de su viaje existencial.
En “Tres mil noches con Marga”, el escritor fue recorriendo la historia más reciente de España con ella: “Lo que le pilla más lejos quizá fue el asesinato de Miguel Ángel Blanco, donde reflejo las diferentes posturas ante esa atrocidad”, para terminar con una lacra, la violencia machista y un dato, que es como un hachazo al final de la partida: “El 50% no se denuncia y la mayoría suceden en el entorno de la víctima”. Ramos no lo sabía y tuvo que incluirlo dentro de la trama que no es suspense pero guarda un secreto. El autor lo va arrastrando por las páginas, igual que arrastra al lector, “lo cuento, no lo cuento” y la novela de personajes presenta a una Marga adolescente, en plena ebullición de la heroína, son los años 80 de cintas de casette y walkman, que dan paso a una segunda Marga, doctorada y preparando la boda de su hermano.
En la tercera Marga, la acción se desarrolla en Navidad. Pedro confiesa que para construirla “junté un montón de mujeres valientes que conozco y usé mi lado femenino” para hablar de ruptura de roles, de cambio de guión en una sociedad encasquetada que representa Miguel, su padre, y también sus hermanos: “Escribo sobre cómo ha cambiado la familia, que tenía que ser hombre, mujer y niños”. En su relato, Marga es el contrapunto, pero aún así, la joven “tiene que conseguir la aprobación del padre. Su reconocimiento”.
De paso, abre una brecha “la de nuestra generación y la de los anteriores, que fueron educados para ser la autoridad y no para transmitir emociones”. Al lado del padre, coloca a Ana, la madre de Marga, que es un homenaje a Ana Orantes, que fue entrevistada en televisión y a los trece días su marido la sacó al patio y le prendió fuego”. Apenas nadie salió a la calle para repobrarlo: “No nació un espíritu Ermua”. Por eso, el autor se plantea cuántos asesinatos tienen que haber para que la sociedad reaccione. El martes fueron cuatro en nueve horas.
Mientras, la novedad de Destino remueve. “Duele, pero deja poso y te ayuda a hacer examen de conciencia” sobre uno y el resto: “Marga se te mete bajo la piel”. Él la inventó en su primer año instalado en Málaga, pero la vistió de coruñesa. Le puso la bufanda del Dépor y la llevó a una aldea de Monforte a respirar y ser joven porque “lo más importante es contar una historia, si después tienen otros niveles de lectura mejor”. Por eso, también están Virginia Woolf y Chimamanda Ngozi Adichie. En una tercera persona cada vez es más cercana, la novela “canta”. Es como una cinta de doble pletina que va sonando y llevando. Cantando y viviendo. “Con un tono un poco lírico, a veces poético”, Pedro desgrana una realidad donde todavía queda mucho por hacer. Se necesitan manos para trabajar. l

Pedro Ramos | “Para crear a Marga junté un montón de mujeres valientes que conozco”

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