La peatonalización de la Ciudad Vieja no termina con el descontrol de tráfico

La peatonalización de la Ciudad Vieja  no termina con el descontrol de tráfico
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Casi un año después de que el Gobierno local de la Marea Atlántica acometiese la peatonalización del casco histórico, con los consiguientes cambios en la circulación rodada y el estacionamiento, las infracciones se siguen sucediendo en el entorno del barrio, incluso por parte de algunos residentes, y un paseo por la zona cualquier día de semana corrobora la versión de los afectados de que van a más. Sin embargo en la última semana, y tras la insistencia de vecinos y comerciantes en la reunión de la mesa de seguimiento de la Ciudad Vieja, el Ayuntamiento ordenó tramitar algunas multas a los infractores. Fue un momento puntual dado que las irregularidades se han seguido sucediendo con posterioridad al día 14, del que datan las sanciones gestionadas en el aparcamiento del Oceanográfico.

El próximo jueves se cumplirán diez meses desde que la gran mayoría de los coches desapareciesen del casco histórico coruñés y se estrenasen nuevas zonas de aparcamiento para los vecinos en la periferia del barrio. Sin embargo, en muchos casos se cometen las mismas ilegalidades de tráfico que al principio y la falta de un control constante por parte del Ayuntamiento también ha llevado a los propios residentes a crear plazas para sus vehículos en lugares prohibidos.

Reunión con los ediles
Hace unos días, después de un parón desde finales de octubre, los concejales de Regeneración Urbana y Movilidad Sostenible, Xiao Varela y Daniel Díaz Grandío, respectivamente, se reunieron con distintos agentes de la Ciudad Vieja para analizar el devenir del barrio, entre ellos las asociaciones que agrupan a los vecinos y a los empresarios.

Estos denunciaron la falta de medios para controlar la ocupación de los estacionamientos reservados por coches que no tienen el permiso. “Desde el uno de enero las tarjetas antiguas no son válidas y todavía no está solucionado: aún hay coches que tienen los papeles de solicitud del pase y si no tienen la pegatina definitiva es que no cumplen algún requisito para usar la zona pero no hay un control policial efectivo”, lamenta el presidente de la Asociación de Vecinos, Pedro Fernández Roque.

Tras la denuncia cara a cara, desde María Pita se ordenó una batida en puntos como el Oceanográfico en donde a mediados de esta semana todavía se podían ver unas cuantas multas desperdigadas por los parabrisas de algunos turismos que no contaban con permiso y que no habían sido movidos desde el domingo día 14.

En algunos de los papeles dejados por los agentes se podía leer que se había gestionado una denuncia con una multa de 200 euros aparejada por “estacionar en partes de la vía reservadas para la circulación o servicio de ciertos usuarios”. Por ejemplo, en algunos casos le achacaba al propietario del turismo que “presenta tarjeta antigua”. 

Sin embargo, la llegada de turistas y de usuarios del hospital Abente y Lago estos días, entre otros conductores, no se ha seguido controlando más allá de ese momento puntual. Por ejemplo, a última hora de la mañana de un día lectivo de esta semana se podían descubrir 27 coches  aparcados ilegalmente en la zona restringida (sin ningún tipo de distintivo) y otros tres con identificativos antiguos e inválidos a estas alturas, pero que no están sometidos a un control constante. En la calle de la Maestranza la situación era parecida. 

Irregularidades de autorizados
El representante vecinal avisa de que la intención de hacer estas denuncias ya no es que “multen” sino que se ejecute una revisión constante, dado que entienden que no es “justo” para los que sí cumplen las normas. De hecho, incluso algunos residentes con pegatinas en regla están retomando el aparcamiento en Nuestra Señora del Rosario y zonas cebreadas porque el Gobierno local no encarga sancionar este tipo de comportamientos y les queda más cerca de sus viviendas. 

Y lo mismo ocurre, según la Asociación de Comerciantes de la Ciudad Vieja (Aceca), con los repartidores, que tienen unos límites temporales establecidos para acceder al casco histórico pero que aún así siguen entrando cuando quieren sin que la policía se pare a multarlos. En ocasiones incluso pasan horas mal parados para hacer ronda por el centro.

La peatonalización de la Ciudad Vieja no termina con el descontrol de tráfico

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