Para que los cruceristas hagan algo más que pasear bajo la sombra de un paraguas

Para que los cruceristas hagan algo más que pasear bajo la sombra de un paraguas
el equipo recibió una mención especial por la presentación de “cruisers”

Para Teresa Cuiñas, Emilio Penas, Naiara Rozamontes y Fátima Viñas, los cruceristas que llegan a la ciudad se limitan a pisar la parte más céntrica bajo la sombra de un paraguas sin llegar a llevarse de souvenir su propia esencia. Es por eso que para su proyecto de cuarto curso de Dirección de Empresas en Cesuga, los cuatro propusieron “Cruisers”, un nuevo concepto de viaje. Capaz de llenar el vacío existencial de seis horas. Las que pasan los pasajeros que arriban en la ciudad en barco. Y deambulan perdidos por lo más limítrofe al muelle de Trasatlánticos.
Después de una investigación previa en la que los estudiantes recabaron datos importantes, como que el 80% de la flota de cada buque viene sin una excursión programada, el equipo se puso en marcha y trazó un recorrido guiado de cinco horas y una para comer de picnic. Ellos se encargarían de preparar los bocadillos y las latas de refresco.
Teresa explicaba que el paseo daría comienzo en el castillo de San Antón para atisbar la Torre y Riazor y terminar en la Ciudad Vieja al mediodía. En una de sus plazas, los clientes podrían coger fuerzas para subirse al trasatlántico, no sin antes adentrarse en la parte más modernista de la plaza de Lugo y alrededores.
Por 35 euros, los cruceristas se llevarían un recuerdo más completo de A Coruña con la posibilidad de conocer Galicia en una segunda ruta por Santiago y Vigo por 60 euros. Para ello, los distinguidos con una mención especial por la presentación comprobaron también en las estadísticas que el 11% de los barcos marcan A Coruña como el principio o el final del viaje.
De esta forma, los interesados podrían aterrizar en Galicia dos días antes para ver la catedral y el barrio de La Piedra, o quedarse más tiempo y completar el tour de ciudades que los alumnos proponen. Cuiñas señala que su plan viajero se publicitaría en folletos y revistas europeas de turismo. Para ocupar un nicho de mercado a modo de paquetes turísticos que sí existen en otros lugares como las islas Canarias o las capitales europeas. Los objetivos pasarían por captar el 2 o 3% de ese 80% que viene sin planes y que equivaldría a 2.500 pasajeros anuales, para aumentar la dosis un 1% cada año.
Ahora que compartieron con el resto de la clase sus conclusiones, los miembros del equipo pretenden acercar el trabajo a la Autoridad Portuaria “porque nos han ayudado mucho”, recuerda Teresa. Su propuesta caló en una puesta en escena conjunta donde otros alumnos inventaron una tarjeta para el transporte público, un servicio a domicilio de comida gallega en el mismo barrio de Salamanca o una máquina expendedora de geles que se recargarían como el que va a la fuente a rellenar botellas de agua.

Para que los cruceristas hagan algo más que pasear bajo la sombra de un paraguas

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