“Los padres tienen mucho miedo a quedar mal delante de sus hijos”

“Los padres tienen mucho miedo a quedar mal delante de sus hijos”
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Pedro García Aguado, experto en comportamiento y presentador del programa “Hermano Mayor”, ofreció ayer a los padres pautas de educación en la conferencia “Hijos o tiranos”, pronunciada en Afundación. Invitado por el Colegio Oficial de Farmacéuticos de A Coruña, el autor del libro “Aprender a educar”, analizó normas, valores y soluciones.

¿Cuáles son las señales de que hay un tirano en casa?
Pueden ser diversas. Para mí la más clara es cuando nuestro hijo no acepta nunca el no como respuesta. Y al no aceptarlo, su reacción siempre es la pataleta, que no termina mientras no se sale con la suya.

¿Hay algún punto en el que hay que dar el caso por perdido?
No, nunca. Solo habría que diferenciar si el comportamiento es un tema de educación o una cuestión médica o psicológica. Ese problema ya se aborda de manera diferente. Yo estoy especializado en problemas de comportamiento por una mala gestión a la hora de poner límites, normas...

¿Cuánto es cuestión de educación?
Diría el 95 por ciento, porque aunque diagnostiquen a tu hijo con una psicopatología, probablemente lo que tiene que ver con normas, con límites, con valores, con entender la empatía y todo eso se educa desde casa. Con lo cual, creo que el 95 por ciento tiene que ver con la educación. Me ocurre mucho que vienen familias diciendo que su hijo es hiperactivo. Primero, la hiperactividad en muchos casos está mal diagnosticada, y después, no tiene nada que ver con las normas y los límites; tú puedes educar a tu hijo aunque tenga esa patología.

¿Qué normas le recomienda a los padres?
Una mezcla entre autoridad, que no tengan miedo a decir que no, y el entender que poniendo normas y límites sus hijos se van a sentir más seguros, aunque parezca que no. No se van a traumatizar; nadie se traumatiza por tener una disciplina y por tener unas normas y unos límites. También hace falta una dosis de cariño importante y sobre todo, les diría: “conoce a tu hijo; entiende cómo ve el mundo y cómo le puedes ayudar, enséñale a que viva en un mundo cada vez más hostil y más competitivo, enséñale a manejar la frustración, no le digas a todo que sí, haz que las cosas le cuesten un poco de esfuerzo”. Así, seguramente, evitaremos problemas.

¿Los padres escuchan a sus hijos?
Qué va. No, porque no se entienden. Cada padre o cada madre tiene sus propios problemas del día a día, del jefe, del trabajo, de la crisis... Vamos en un mundo alocado en el que tú llegas a casa y cuando tu hijo te quiere contar cualquier cosa, para ti en ese momento no es importante y no escuchas. A veces nos sentamos a oír, pero no escuchamos. Y la mayoría de los niños lo único que pide es atención, afecto y poco más. Cuando crecen ya empiezan a pedir móviles, consolas y todo eso, pero de pequeñitos lo único que necesitan es un poco de tiempo de calidad.

¿Se puede ser firme y empático a la vez?
Totalmente, claro que se puede. La firmeza tiene que entenderse como la planta del bambú, que es firme pero no es rígida. Si te pones en la cabeza de tu hijo, la mayoría de las veces lo que querrá es salirse con la suya y como yo entiendo que eso te puede dar una imagen del mundo irreal, voy a ser firme para que no siempre te salgas con la tuya.

¿Cuál sería el papel de los profesores?
Entiendo que siempre ha sido la transmisión del conocimiento, nada más allá. A los pobres profesores les mandamos a nuestros hijos para que nos los eduquen y luego les cuestionamos. Imagínate el papelón que les estamos pasando a los profesores, que ya van como van como para que encima les responsabilicemos a ellos de algo que no les compete. La educación y los valores se deben inculcar desde casa.

¿Dónde pueden buscar ejemplo los jóvenes?
Por un lado, en casa. Como padres tenemos que ser un referente estable. Aun cuando nos hayamos separado de nuestras parejas, tenemos que ir en una misma línea educativa. Luego tenemos que desmitificar lo que nuestros hijos ven como éxito en televisión. Y luego están los modelos educativos de internet. Tenemos que enseñar a nuestros hijos a huir de los peligros de las nuevas tecnologías.

¿Se sigue sorprendiendo con los casos que se encuentra?
Cada vez menos, porque veo el origen de lo que está ocurriendo, que es una educación demasiado laxa, temerosa. Los padres tienen mucho miedo a quedar mal delante de sus hijos. Las excusas para el mal comportamiento se repiten.

¿Hay más violencia?
Antes había mucho consumo de drogas y ahora la violencia nace de la baja tolerancia a la frustración. Es más emocional.

Y más preocupante.
Pero más recuperable.

¿Cómo es un niño bien educado?
Uno que tiene buena tolerancia a la frustración, es capaz de empatizar con los demás, de cumplir normas y límites, de emitir juicios críticos para tomar decisiones que no le pongan en riesgo, que es solidario y capaz de respetar a sus mayores y que se respeta a sí mismo. Y lo más importante, que no es dependiente de los padres. n

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