Una orquesta sinfónica en pequeño

Una orquesta sinfónica en pequeño
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El centro cívico de Monte Alto se ha llenado de notas musicales. Están hasta en las paredes del edificio a modo de dibujos. Las pintan los mismos que tocan el violín todas las semanas. El proyecto ReSuena rueda desde hace dos meses con el objetivo de abrir una sucursal a la música clásica desde un punto de vista práctico.
Porque a nadie le gusta chutar un balón contra la pared, la idea es que las melodías entren como un juego, pero en grupo. Donde los niños en situación de riesgo de exclusión compartan sitio con los que tienen todas las facilidades y que las partituras sean accesibles a todos. El coordinador Diego Zecharies señala que en el programa no hay barreras. Que aunque en la actualidad hay lista de espera, el proyecto se abrirá a todos los pequeños con ganas de probar, sobre todo, a aquellos que de otra manera nunca coquetearían con el solfeo.
De momento, están apuntados cerca de 70 niños. Dispuestos a empezar a ensayar juntos cuando el calendario toque junio para pasear su dominio con las cuerdas en unos meses. Así lo asegura el gerente de la Sinfónica, Andrés Lacasa. La intención es que todos los barrios tengan una ventanita en el futuro con vistas a la música. Donde cientos de niñas como Xiana digan a la vez estar encantadas de formar parte de una orquesta con sus violines en ristre y alimenten su intelecto. En definitiva, que alejen el adjetivo “aburrido” de un ámbito encorsetado. Ellos se encargarán de soltarle las gomas.
Y si la pequeña afirmaba que casi sabía tocar el instrumento, su amiga Ruth prefería ir por libre, aunque sabía de carrerilla la letra de una canción que hablaba de un grillo. Desde los cinco años que tienen ellas hasta el mayor, un chico de 18 del centro de menores Concepción Arenal de Palavea, el primer conjunto orquestal saldrá de las manos de expertos, ex miembros de la Orquesta Joven de la OSG escogidos por su sensibilidad para la pedagogía.
Por su parte, Diego Zecharies lleva la batuta para que la primera remesa de músicos del distrito de Monte Alto coja forma. Lacasa la comparaba con una orquesta sinfónica en pequeño. Después de una primera inversión de 25 instrumentos, esperan la segunda para finales de año, que será cuando se incorpore un segundo grupo a la cadena. En ese momento, volverán a captar candidatos en los centros y las ONGs para un proyecto que pretenden sea “un reflejo de la sociedad”.
Así es que lo siguiente será introducir entre las filas de la orquesta a niños con alguna discapacidad. Para que la música “resuene” con más fuerza, la OSG amplía el proyecto con un coro de manos blancas en el que colabora con el centro de educación especial Nuestra Señora del Rosario. Llevan semanas ensayando y tras un primer concierto, los cantores sacarán adelante su repertorio el 12 de junio acompañados de unos coreógrafos muy especiales. Que se dejarán la piel en el escenario para confirmar aquello de que sí se puede. Solo hay que tener ganas. n

Una orquesta sinfónica en pequeño

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