Una ola de cuatro víctimas intoxicados por humo en una semana desata la alarma

No es extraño que, cuando el mercurio desciende, aumenten en cambio los casos de intoxicación por monóxido de carbono, producidos generalmente una mala de combustión de los aparatos de calefacción, pero en la última semana se han sucedido cuatro casos, que han acabado en hospitalización de las víctimas. La última, una mujer de 85 años cuya cama se quemó por una manta eléctrica. Eran las seis de la madrugada cuando se declaró el incendio y la octogenaria habría fallecido probablemente si no fuera por la intervención de un familiar.
“Ese es un caso típico –señala un bombero– porque la señora había dejado encendida la manta eléctrica toda la noche”. Los servicios de emergencia recuerdan que esta clase de aparatos deben permanecer encendidos solo para entrar en calor y, una vez conseguido esto, hay que desenchufarlos. “Porque siempre cabe la posibilidad de que funcionen mal y prendan la cama”, añaden las mismas fuentes.
Aunque sea una tentación en las noches frías que se vienen registrando últimamente, las medidas de seguridad recomendadas por los expertos aconsejan apagarlas antes de irse a la cama, sobre todo si se trata de medios de calefacción anticuados, como braseros o pebeteros, que la semana pasada provocaron dos intoxicaciones en un bajo de Agra do Orzán, donde dos inmigrantes de origen senegalés estuvieron a punto de ahogarse en el humo de un cuenco con carbón vegetal e incienso.
Igual que en el caso de la calle Friol, la tragedia pudo evitarse gracias a la intervención de terceros, puesto que en el bajo se encontraban dos personas más, que despertaron a los durmientes cuando ya se encontraban bajo los efectos del monóxido de carbono. Al día siguiente, se produjo otro incidente en el que una persona dormida se despertó solo para encontrase con que su casa de la calle de Forcarey estaba en llamas y acabó en el hospital por el humo inhalado. En este caso, el incendio no se produjo debido a una imprudencia, sino a un fallo eléctrico que prendió fuego a un sofá. Sin embargo, para los bomberos también se puede extraer una lección de este incidente.

Precauciones
“No hay que dejar ninguna fuente de calor cerca de un sofá o una cama”, advierten. Estos muebles arden con facilidad y proporcionan mucho combustible a un fuego incipiente para que pueda desarrollarse. “Hay gente que coloca incluso ropa húmeda encima de una estufa para que se seque, eso también es peligroso”, añaden.
En cambio, todavía no se ha registrado ningún caso de intoxicación cuya fuente sea una estufa desde que empezó la ola de frío. Es bastante corriente y, para evitarlo, las autoridades aconsejan no tapar la ventilación –algo que se suele hacer para evitar que escape el calor–, así como revisar de forma periódica las calderas y cualquier sistema de calefacción para asegurar su óptimo funcionamiento.

Una ola de cuatro víctimas intoxicados por humo en una semana desata la alarma

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