“El odio sigue prevalenciendo en algunas capas sociales de Euskadi”

“El odio sigue prevalenciendo en algunas capas sociales de Euskadi”
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Fernando Aramburu distingue distintos tipos de silencio como distintas formas hay de masticar los 30 últimos años de Euskadi. Están los que dictó el miedo, los cómplices y los que provienen del dolor, pero “solo los segundos son reprochables”. 
En este caso, la literatura es el trampolín perfecto para lanzar un testimonio como él hace en “Patria” (Tusquets), donde se coloca en el arcén y solo sale “como parte del mobiliario urbano” para expresar pensamientos. Sin interferir en el relato. Cuenta el autor que nació en el año que los historiadores marcan como el del inicio de ETA, 1959, que “todos los días había una manifestación violenta y se rompían cristales”. Creció entre violencia aunque de pequeños, asegura que “no me enteré de nada” hasta que con 11 años, se rumoreó “que tenían escondido al cónsul alemán a 100 metros de mi colegio”. 
Entonces, Fernando revisaba una a una las ventanas de aquel edificio buscando lo que para un niño era un cónsul, “me lo imaginaba vestido de romano y fue la primera vez que me di cuenta de que la historia no solo ocurre en los libros”. Hoy quiere aportar algo más que datos al cuento. Coloca a padres, madres, hijos y abuelos a bailar con las emociones y el libro arranca con el anuncio del abandono de las armas por parte de la banda terrorista, “que no es garantía completa de que ETA no vaya a volver a actuar”. A partir de ahí, la historia va del presente al pasado para vivir el conflicto entre dos familias que de amigas pasan a ser enemigas. Y del día a día. 
El autor decide usar la literatura para acercar este tiempo que es su tiempo a una sociedad, la española, que solo se quedó en el titular. Y no pasó del nombre de las víctimas, de sus agresores y la puesta en escena política. En este sentido, asegura que en Euskadi, en la que no vive desde hace 30 años, están los que reclaman la reparación, que “fueron víctimas” y a los que el relato puede parecerles incómodo. También los que pasan de largo y otros, los necesarios, que “desean comprender”. Estos últimos son los que leen. 
Aún así, confirma la teoría de que tendrán que pasar dos generaciones para llegar a una convivencia aceptable: “Los adolescentes saben muy poco lo que pasó” y “el perdón se debe solicitar en privado pero no está ocurriendo. Al contrario, se le hacen homenajes a los etarras y se da algún acto violento. El odio sigue prevaleciendo en algunas capas sociales”. Y de ahí, la importancia de las letras para aplacarlo. n

“El odio sigue prevalenciendo en algunas capas sociales de Euskadi”

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