“La novela negra tiene al menos un pie en el suelo”

“La novela negra tiene  al menos un pie en el suelo”
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El escritor coloca en “Mistralia” (Tusquets) un muerto en el aspa de un molino eólico y lo moderno gira con lo viejo para hablar de la vida. Que es el principal don del detective Cupido.

¿Alguna vez pensó en situar una novela aquí?
Es probable porque veraneo en la ría de Betanzos y alguna vez llegué a imaginar algo allí.

Pero el parque eólico en el que ubica “Mistralia” da juego.
Estoy sorprendido porque no consideraba que tuviera tanto impacto, pero la realidad confirma el protagonismo que tiene la energía eólica con la polémica de Castilla y León, cosas que se dan en la novela.

En Galicia también hubo lío hace años con el concurso. ¿Cómo se le ocurrió la idea?
No sabía. A mi me vino la imagen y después surgió la dialéctica entre la modernidad de los molinos y la reflexión de lo tradicional. En “El Quijote” ya están los molinos y quise trasladar esa confrontación a los personajes para hablar de la tensión entre lo nuevo y lo viejo, que se da en la política también. Ahora que dentro de un mes hay elecciones, la gente se pregunta: ¿Qué salvamos de lo viejo y qué de lo nuevo? ¿Lo nuevo son espejismos? De la herencia de los padres, ¿con qué nos quedamos? ¿y de lo que auguran nuestros hijos?

Y coloca a unos y a otros a ambos lados de la balanza.
Sí, pero sin caer en el maniqueísmo. Hay personajes ecologistas, pero con sus luces y sus sombras. No todos somos santos.

Y el cadáver aparece sin dilaciones. ¿Siempre lo hace así?
No. Se supone que es uno de los códigos del género, pero estos están para romperlos. A veces me gusta hacerlo y otras no.

El libro supone también el regreso de Ricardo Cupido.
Llevaba años sin escribir sobre Ricardo, pero ahora me lo pedía.   A él le tengo que agradecer muchas cosas: haberse traducido mi obra en doce países y ser muy querido en alguno de ellos como Alemania, cuando publiqué “El interior del bosque”. Él me permite hablar del mundo actual. Los autores a veces tendemos a contar nuestras neuras, pero Cupido me pone una mano en el hombro para que hable de lo que sucede en la calle. A mi me gustan los libros que tratan sobre la vida más que los que intentan evadirse de ella. Y el género es muy útil para hacerlo. No sé si los dos, pero la novela negra tiene al menos un pie en el suelo.

Pasa igual que con la comedia.
Sí, con una sonrisa, Billy Wilder nos hablaba de la vida con ese punto ácido...

Un estilo que se para en la descripción. Algo en lo que pecan muchos de su género.
La descripción es necesaria. Se supone que la negra es una novela de acción con muchos verbos. Pero yo prefiero un adjetivo, que es más iluminador que 20 verbos y nos ahorramos líneas.  La literatura peca de sequedad con tanto verbo, pero se puede escribir de otra manera como John Banville, un referente.

¿Por qué está de moda la novela negra?
En un momento de pesimismo social, no va a haber literatura positiva. Con paro y corrupción, las novelas tienen que ser un reflejo.

Pero los nórdicos no están en crisis y la cultivan.
Despuntaron ellos, pero bajo esa apariencia social y política, también guardan monstruos en los sótanos. La nieve no siempre es tan blanca. En la literatura mediterránea no hay tanto psicópata, porque hay una mayor inclinación a contar el malestar social. A darle un matiz comprometido a las historias.

“La novela negra tiene al menos un pie en el suelo”

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