Novacaixagalicia muestra por primera vez el principio y final del creador de Armenteira

Novacaixagalicia muestra por primera vez  el principio y final del creador de Armenteira
el conselleiro jesãºs vã¡zquez (2d) presidiã³ la inauguraciã³n de la antolã³gica sobre nã³voa javier alborã©s

No todas son inéditas pero sí las primeras y las últimas. Que dicen mucho de su forma de hacer porque si al principio, Leopoldo Nóvoa se hacía con pequeñas parcelitas para volcar su figuración impregnada de fauvismo y cubismo, en el último trozo de su vida, la abstracción le pedía terreno cada vez que tenía algo que decir. Aliada con la poesía, ella se explayó en piezas de grandes dimensiones al final de su trayectoria. A la que la comisaria Mercedes Rozas calificaba de única porque única fue su obra.

El centro sociocultural de Novacaixagalicia inauguraba ayer la exposición “Leopoldo Nóvoa alén do tempo”, ante la mirada de personalidades como el conselleiro de Cultura, Jesús Vázquez, y la viuda del artista, Susana Carlson, que atendían al guión marcado por sus tres primeras obras. Nunca vistas por el público y donde se notan las influencias de su maestro Torres González, el mismo que le dijo que tenía que cambiar y tirar hacia otro lado.

sus inicios están representados por tres pequeñas piezas figurativas nunca vistas

Sin embargo, Leopoldo apenas tuvo que hacer nada, cuenta Rozas, porque una vez en Uruguay donde su familia se refugió cuando estalló la Guerra Civil, Nóvoa se enfrentó a un gran encargo. Se trataba de barnizar de arte el estadio de fútbol de Montevideo. Y guiado por los principios dadaístas, pensó en cubrir los 600 metros cuadrados de muro con materiales aparentemente muertos. Sin nada que aportar. El de Armenteira los puso a andar. Y los hierros, ladrillos, arenas y cascallos tuvieron una segunda oportunidad. Colocados en un orden premeditado. Como en el resto de su obra.

Y es que el artista no creía en el azar y aunque cualquier cosa le servía para hacer arte, el cuadro tenía que responder compositivamente. Por eso, todos los ingredientes tenían su medida exacta. La experta señala su visita a Sao Paulo como clave. Porque allí descubrió el expresionismo abstracto y el informalismo y a partir de entonces, su pincel se empapó de abstracto. Para instalarse con él en París a mediados de los 60. Allí, Nóvoa viviría un capítulo negro. Cuando su taller se incendió en 1979.

Aún así, Rozas señala que supo sacar vida de la muerte y recuperó las pinturas hechas cenizas para incorporarlas en sus siguientes obras. Que salieron de la línea recta que conecta Francia con su casa en Armenteira. Para expresar poesía. Es así como la muestra es una especie de story board de su carrera. Gracias a la colaboración de entidades como el CGAC, Belas Artes, la Barrié, la Xunta y particulares. Y con un final donde el creador se despide en pequeñas parcelitas. Como al principio.

Novacaixagalicia muestra por primera vez el principio y final del creador de Armenteira

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