“No se trata de satisfacer expectativas, sino de buscar nuevas fórmulas”

“Hay gente cuyas obras son importantes y después gente que cambia la historieta”. Chris Claremont es uno de ellos. Al coordinador de Viñetas desde o Atlántico, Carlos Portela, le tocó ayer presentar a un grande, “que redifinió los cómics en los últimos 20 o 30 años”.
Sin embargo, el que quitó el apellido de “florero” a la mujer no quiso hablar de influencias porque suele pasar que cuando uno echa la vista atrás sobre lo hecho por un autor está muerto o ha dejado de afilar el lápiz. No es su caso y a pesar de que muchas de las películas de superhéroes que están en cartelera se inspiran en ideas suyas solo percibe pequeños porcentajes de 35 dólares por “X-men” en la que participó como actor y que se llevó una caja de cuatro millones.
El invitado del salón del cómic, del que se puede ver la exposición “Patrulla X”, en Palexco, se considera así mismo un “work in progress” porque “no se trata de satisfacer expectativas, sino de buscar fórmulas nuevas”. Por eso, Claremont dejó de pintar chicas “invisibles” como la de “Los cuatro fantásticos” para convertirlas en motor de la acción.
Trata de que los cómics sean más valorados que los libros y mantiene la esperanza de que el mercado se recupere: “Encontrar y saber mantener el pulso del público”. El ilustrador aspira a conseguirlo a través de personajes: “Como los fans de Estados Unidos mantienen vivo al doctor Who”. Con idéntico entusiasmo, “Juego de Tronos” se sitúa en el podio junto con Harry Potter y, en este sentido, “eso es el anhelo de todo autor, encontrar la historia, hablarle y que esa historia le hable al público”.
De la introducción de mujeres, Claremont explicó que si están es porque le gustan. Para construirlas, se inspira en las conocidas. En su trayectoria, puso a su madre a bailar junto a una periodista amiga, que esquivó balas en Sarajevo o una especialista en enfermedades raras, que sobrevoló el continente negro para exterminar el virus del ébola: “Cuando conoces a gente de ese nivel de inteligencia, ¿cómo no puedes hacerles justicia en la ficción?”, donde “todavía son más hermosas con cuerpos perfectos y ningún sentido de la modestia”, decía entre risas.
Muchas de las conversaciones también están. En sus obras, ficción y realidad se encuentran y el lector termina identificándose con algunas de las situaciones y conecta a través de personajes no tan populares con gente de a pie que hasta ahora no le dieron voz los bocadillos. Para Claremont, su forma de hacer no deja de ser el eco de sus vidas. De los lectores, a los que les cocina todos los días nuevas recetas.