Los narcos se pasan al sistema de trueque

Los narcos se pasan al sistema de trueque
19 febrero 2015 página 09 / 21 febrero 2015 página 03 A Coruña.- La Guardia Civil intercepta en Badajoz una carga de 38 kilos de hachís cuyo destino era A Coruña Fotografía del vehículo en el que iba escond

Una de las claves del éxito de cualquier negocio es la diversificación, y la droga no es ninguna excepción. La trama de narcotráfico internacional que desarticuló la semana pasada la Guardia Civil suministraba a la jet set coruñesa cocaína y drogas de diseño, como MDMA, y anfetaminas, pero también pretendían ofrecer a sus clientes hachís de la mejor calidad.
De hecho, los agentes del Equipo contra el Crimen Organizado (ECO) Galicia se hicieron con 30 gramos en uno de los pisos durante las incautaciones que acompañaron a las 35 de la trama (12 en A Coruña) pero la banda esperaba hacerse con un verdadero alijo a mediados de febrero, para lo cual había enviado a dos coches al sur, donde este estupefaciente es más fácil de encontrar. Una fuente cercana a la investigación explica por qué: “Aunque la cocaína sigue siendo la droga más demandada en las fiestas de gente bien en las que se movía esta banda, hay mucha gente que solo consume hachís, y seguro que se lo pedían”.
El problema, como siempre, era el dinero. Incluso para una banda de narcotraficantes en plena expansión, comprar una cantidad considerable de hachís habría supuesto un agujero considerable en sus fondos. “Con esta crisis, ni siquiera los delincuentes tienen dinero”, explican las mismas fuentes. Por eso, de un tiempo a esta parte, tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil han descubierto que se ha vuelto habitual que las bandas gallegas hagan trueques con traficantes del sur: cocaína recién traída de Sudamérica por hachís procedente del norte de África.

"Bajarse al moro"
Con esa idea en mente viajaron hasta Sevilla los dos miembros de la banda a mediados de febrero, en lo que coloquialmente se denomina “bajarse al moro”. Una vez allí, después de entregar una cantidad indeterminada de cocaína, se hicieron con 38 kilos de hachís, emprendieron el viaje de vuelta a casa y todo fue bien hasta que se toparon con lo que la Guardia Civil califica de control rutinario en Fuente de Cantos, donde se dio el alto al coche lanzadera.
Pero la nueva aventura salió mal: los guardias civiles dieron el alto al vehículo lanzadera y procedieron con el papeleo. Mientras se ocupaban de los trámites, percibieron un “excesivo estado de nerviosismo” y cuando descubrieron que tenía antecedentes por tráfico de drogas sospecharon que podía llevar narcóticos. Cuando comprobaron que no era así, cayeron en la cuenta de que debía ser el vehículo lanzadera. No le dejaron llamar por teléfono y esperaron que apareciera su cómplice. Fue necesario emplear un perro para detectar el alijo, que acabó en la Comandancia de Badajoz.

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