Los múltiples controles en los accesos causaron embotellamientos en toda la ciudad

Los múltiples controles en los accesos causaron embotellamientos 
en toda la ciudad

El objetivo del precipitado cierre de ayer era claro: evitar una estampida de la ciudad con motivo del puente de Todos los Santos. La imprescindible orden se publicó en Diario Oficial de Galicia (DOG) poco antes de las res de la tarde, pero la noticia ya se había adelantado horas antes y las principales arterias de la ciudad se abarrotaron de coches. La hora del cierre –que se unía en las decisiones autonómicas a la de la prohibición de reuniones entre no convivientes– se había fijado para las tres de la tarde, pero no fue hasta tres y media cuando se desplegó el dispositivo de control conjunto de la Policía Nacional y la Guardia Civil en Alfonso Molina. El resultado fue una jornada de caos circulatorio que perduró hasta las siete de la tarde.

“Nunca habíamos hecho algo así en tan poco tiempo”, reconocía un experto. Lo más parecido al despliegue que se realizó ayer es una “operación jaula” que la Policía realiza cuando tratan de impedir que escape algún criminal. Y desde luego, más de un coruñés se sentía ayer como un fugitivo, intentando abrirse paso por las atestadas calles. A partir de las una, el centro de la ciudad amenazaba con colapsar: la ronda de Outeiro, Juan Flórez, o Manuel Murguía estaban abarrotados.

Pero la congestión fue mayor, sobre todo, en la avenida del Puerto, donde la cola se hizo kilométrica a pesar de los esfuerzos de la Policía Local de dar salida a tantos vehículos manipulando los semáforos al máximo. Sin embargo, en Alfonso Molina no se volvió grave hasta que la Guardia Civil comenzó a cortar la avenida a la altura de San Vicente de Elviña en dirección salida.

Policía Local

No solo el Instituto armado, sino también la Policía Nacional y la Local colaboraron para cerrar la ciudad. El 092 actuó a las seis de la tarde e instaló un control en la Tercera Ronda, a la altura de A Zapateira. E igualmente montó otro dispositivo en la N-550 mientras que la Nacional ocupaba el puesto de la Guardia Civil en Alfonso Molina y los agentes de Instituto Armado se desplazaban hacia el nudo de A Pasaxe. La ciudad prácticamente se paralizó.

El objetivo era no permanecer demasiado estacionaos para evitar que nadie pudiera eludir los controles. A raíz de la precipitación de la orden, muchos de los ciudadanos no estaban seguros de hasta dónde alcanzaban las restricciones, así que los conductores no tuvieron que afrontar ninguna sanción. “Mucha gente ya estaba fuera antes de las tres de la tarde”, señalan fuentes de la Guardia Civil que realizó varios controles más en el área periférica. Por lo demás, los controles seguirán el fin de semana y hasta el martes –cuando se revisará la situación y se determinará si se mantiene o se levanta el cierre–, tal y como fija la normativa.

Los múltiples controles en los accesos causaron embotellamientos en toda la ciudad

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