Mucho por andar para que el dinero sea accesible

Mucho por andar para que el dinero sea accesible
la mayor parte de estos servicios de los bancos estã¡n separados de la calle por escalones o son demasiado altos para teclear javier alborã©s

Es difícil reparar en ello. Porque lo que se ve como normal para los coruñeses que no tienen ningún problema de movilidad, no lo es tanto cuando las capacidades de la persona que está al otro lado son distintas. Al mirar desde su prisma uno descubre que la mayoría de los cajeros de la ciudad –y muchas sucursales bancarias– carecen de la accesibilidad que correspondería en estos tiempos.
Tanto la Confederación Galega de persoas con Discapacidade (Cogami) como la ONCE reconocen esta deficiencia, que disgrega a las personas que padecen una determinada enfermedad de aquellas que no la tienen. “Prácticamente ningún cajero cumple unas normas de accesibilidad”, responde la responsable del área del mismo nombre en Cogami, Luisa Miranda. “El único modo de acceder al cajero es teclear de modo lateral porque nunca tienen un espacio libre debajo para las personas que van en silla de ruedas”, comenta.
Ese no es el único problema: aquellos que tienen ese margen, no cumplen las normas de altura que deberían –a veces incluso son altos para gente que no tiene dificultades de movilidad– están separados de la calle por escalones o encerrados en habitáculos donde no se puede entrar con una silla. Y a veces todas las versiones se conjuran para hacer dependientes a unos coruñeses que tienen pleno derecho a hacer sus recados por su cuenta.
Miranda también habla de la inclinación de las pantallas, que debería ser otra. Reconoce que “con algunos bancos se ha trabajado en este tema” pero de momento solo uno ha mostrado su compromiso ante la discapacidad.
Al final ,por una pura cuestión de números, A Coruña es la ciudad gallega menos accesible para estos ciudadanos porque, al tiempo que hay más cajeros, Cogami también cuenta con un número mayor de asociados. Incluso hay quien, sin estar adscrito a ninguna entidad, afirma que para gente con problemas reumatológicos en las manos o brazos a veces las teclas que hay que pulsar antes de conseguir sacar dinero resultan muy duras.
“De los cajeros en concreto nos llegan algunas quejas de usuarios pero pocas, porque la mayoría decide ir a dentro del banco al pensar que contra una gran empresa poco pueden hacer”, explica la responsable de la institución, que destaca que llegan más protestas por “oficinas que no se han remodelado” para permitir el acceso de todos a su interior.
Aunque podrían mostrar su enfado, desde Cogami son optimistas: “Los bancos están cada vez más concienciados con el tema de los cajeros y hay que entender que esto es un cabio progresivo”. Dicen que alguna empresa ya está intentando la adaptación aunque al final pongan más empeño que buen hacer. Cogami opina que para los discapacitados visuales “hay más acceso”, si bien la ONCE descarta tal extremo y señala en la misma dirección que la Confederación cuando toca hablar de una única entidad.
“A nivel de accesibilidad se ha asesorado a algunos bancos y el único que ha implantado el sistema de voz es La Caixa”, explica la jefa del departamento de Servicios Sociales de la delegación gallega, Ana Belén Regueiro. Eso sí, hay que ir al cajero con cascos si se quiere evitar que alguien se quede con los datos personales.
Incluso se ha ido un poco hacia atrás en el camino recorrido pues, si antes muchas teclas incluían el braille, la tendencia a implantar pantallas táctiles ha eliminado eso.
“Los vendedores del cupón manejan más esos sistemas, pero no tenemos más quejas porque los ciegos totales van al banco o acuden al cajero con alguien”, reconoce Regueiro, algo que limita su desarrollo personal. n

Mucho por andar para que el dinero sea accesible

Te puede interesar