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miércoles | 24 abril | 2024
Más de 25.000 personas visitaron la Feira do Libro Antigo e de Ocasión para conocer las oportunidades literarias junto a las reliquias que hablan de encuadernaciones de lujo y contenidos exclusivos. Según el coordinador, Antonio Fernández, si bien la primera semana se alcanzaron cifras muy satisfactorias, la actividad dejó de tener tanta afluencia en los últimos días.
Sin embargo, el balance es positivo porque se superaron los resultados del pasado año. Pese a que las expectativas eran mejores ante la respuesta del público en el comienzo de la feria, lo cierto es que los 19 expositores hicieron sus maletas con un buen sabor de boca y la sensación del deber cumplido.
Antonio Fernández no puede poner un número redondo en cuanto al dinero desembolsado por los coruñeses en la feria porque hay ciertos volúmenes que tienen precios muy altos por su valor histórico y los vendedores no suelen dar este tipo de referencias.
En términos generales, tanto la Feria del Libro como la que se despidió ayer de Méndez Núñez mejoraron lo alcanzado en 2010. En este caso, los visitantes pudieron tener reencuentros casuales con resquicios del pasado como las famosas mariquitas amontonadas o los tomos de la mítica enciclopedia Álvarez.
En su vigésima edición, la cita creció en número de participantes y uno más se sumó a la lista, donde cuatro se estrenaban por primera vez en la ciudad y otros tres caían. Entre las curiosidades que los visitantes se pudieron topar estaban una biblia latina de 1567; Ruínas, una obra póstuma de Rosalía, de Armando Cotarelo; Macías o Namorado, correspondiente a una edición limitada de cien ejemplares; un diccionario en gallego de Juan Cubeiro, de 1876; una primera edición de Viaje a la Alcarria o un libro de 1768 acerca del cura de Fruime.
Aunque la mayoría de libreros procedían de Madrid y Valencia, donde existe una gran tradición por este tipo de publicaciones, también estuvieron presentes vendedores originarios de Asturias, León, Castilla La Mancha y Cataluña.
