Medio Ambiente eleva a 17 las chabolas de A Pasaxe que derribará esta semana

Aunque fuentes del poblado había cifrado en tres el número de chabolas que serán demolidas esta semana, desde la Concejalía de Medio Ambiente elevan a 17 el número de infraviviendas que desaparecerán del poblado: La mayor parte de ellas están vacías, o solo ocupadas de forma ocasional por sus propietarios, que le han dado permiso al Ayuntamiento para echarlas abajo como parte del proceso de limpieza del núcleo marginal.
Esta nueva fase de los trabajos tiene un importe de 80.000 euros, de los que 21.800 se destinan a labores de demolición propiamente dichas, dado que muchas de las chabolas tienen tejados de fibrocemento, lo que requiere un desmontaje especializado por parte de una empresa homologada por la Xunta. Se trata, sobre todo, de limpiar el lugar y de prevenir nuevas ocupaciones que retrasen aún más el programa de desalojo
La concejala de Medio Ambiente, María García, anunció que los trabajos comenzarán mañana con la retirada de residuos en las zonas de maleza del sector que ya fue limpiado meses atrás. Todavía quedan entre los galpones material de construcción, neumático, madera, plástico, vidrio, aparatos eléctricos como lavadoras y otro tipo de desechos. Después de que se declararan dos incendios por este motivo, Medio Ambientes se decidió a tomar medidas: como nunca se había llevado a cabo una campaña de limpieza en A Pasaxe, la basura se acumuló durante años. Medio Ambiente ya ha recogido 3.700 toneladas de basura en un área de 4,3 kilómetros cuadrados.
 

Demolición de La Toja
A pesar de los avances en despejar el terreno del poblado, eso no quiere decir que se haya reubicado a más gente dentro del llamado Plan de Hábitat Digno, que presentó hace más de un año la Concejalía de Regeneración Urbana. Hasta el momento, el principal avance que ha conseguido el Gobierno de la Marea Atlántica ha sido despejar de chabolistas la antigua nave de la fábrica de La Toja, sobre la que pensaba una orden de demolición por ruinosa, para que la empresa propietaria la inmobiliaria Altramud, pudiera derribarla. Por orden judicial dictada durante el mandato de Carlos Negreira, correspondía al Ayuntamiento despejar la zona, pero la actuación se demoró hasta mayo, cuando el Plan de Hábitat Digno dio sus primeros frutos .
Entre las columnas de la nave se levantaban siete chabolas y se ha conseguido realojar solo a cuatro familias en pisos de Os Castros y de Eirís. Otra familia afectada que vio su casa calcinada en un incendio también fue trasladada. El resto (en torno a 35 las familias), aún aguarda su turno, y algunos no creen que vayan a abandonar el poblado a menos un año vista. Hace unos meses, en el centro cívico de O Castrillón se organizó un acto en el que les propusieron que buscaran por su cuenta un piso, del que el Ayuntamiento les ayudaría a abonar los gastos a medias. Y, de hecho, la familia que se mudó a Os Castros lo hizo mediante ese sistema, pero a muchos todavía no les convence.
En parte, porque es muy difícil vencer los prejuicios de los caseros a alquilar un piso a alguien de etnia gitana, pero también se debe a que las ayudas económicas el Ayuntamiento duran cinco años y la mayoría no tienen ingresos mensuales fijos. García aseguró que se está trabajando coordinadamente desde distintas concejalías “sempre tendo en conta a perspectiva da realidade social dos e das habitantes e do traballo cara á plena integración que ten que impulsar o Concello”..