Las mascotas acuden a la misa especial con motivo de la festividad de San Antonio Abad en la Orden Tercera

Las mascotas acuden a la misa especial con motivo de la festividad de San Antonio Abad en la Orden Tercera
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La Venerable Orden Tercera acogió ayer una de las jornadas más peculiares que se celebra cada año en la ciudad. Decenas de animales de todo tipo, desde los más comunes, como perros y gatos, hasta pájaros, conejos y peces, entre otros, llenaron la iglesia coruñesa para recibir la tradicional bendición con motivo de la festividad de San Antonio Abad, patrono de los animales. 

La celebración de la misa comenzó a las 20.00 horas y posteriormente, en el atrio del templo, ubicado junto al hospital Abente y Lago, el párroco de la Orden Tercera bendijo a decenas de animales que los fieles llevaron hasta el lugar para honrar al patrón de los animales, san Antonio Abad, en su gran día y que amenizaron la cita con ladridos, ronroneos y todo tipo de sonidos poco habituales en las celebraciones religiosas. La historia narra que San Antonio halló la sabiduría a base de observar a los animales y el amor divino a través de la naturaleza, y, de esta forma, se convirtió en el patrón de las mascotas.  

La de ayer no se trata de una jornada novedosa en A Coruña, y es que este acto es uno de los más curiosos a nivel religioso de la ciudad y se trata de una tradición ya asentada que tiene lugar cada 17 de enero. 

Lleno total
Tortugas, peces, aves, gatos. Pero lo que más había era perros, que llenaban los bancos de la Orden Tercera y parecían oficiar la misa entre ladridos y algún que otro gruñido. Sobre todo cuando sonaban las campanas, que quedaban en segundo plano tras la marea de protestas de los perros. 

Tras el término de la misa, el párroco de la Orden Tercera salió al exterior junto a la ofrenda, decorada con imágenes de animales y niños gritando: “¡Vivan los perros! ¡Vivan los animales!”. 

Había dueños de animales que siguen la tradición de acudir a esta cita año tras año, como Puri, que regresó con Cayetana y Koke, de cuatro y tres años, que lucían las banderas de España y Galicia en sus orejas. “Los animales son los más fieles y yo los traigo todos los años porque soy católica y me gusta. Ya traía a mi anterior perro”. También es el caso de Suomi, de 14 años, y Dido, de 11. Su dueña, Carmen, acudió a esta misa por tercera vez porque “es muy original”. Había también sitio para los primerizos, como Elliot, un carlino que no paraba quieto y que volverá en próximas ocasiones. “Me pareció curioso el anuncio de la misa y vine por primera vez con él”, explicaba Nieves. 

Por su parte, Lei, un joven pastor blanco, también era novato en la ofrenda a san Antonio de Abad en la Tercera Orden. Y tal y como comentó su dueño, Ángel, lo que le movió a acudir fue “el recuerdo de esta tradición desde que soy pequeño”.

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