Más de 50 familias esperan acceder al edificio de A Moura un año después

Más de 50 familias esperan acceder al edificio de A Moura un año después
rejas en todos los portales previenen nuevos intentos de “okupar” el residencial finisterre javier alborã©s

Cualquiera que circule por la avenida de Finisterre puede contemplar, a la altura de A Moura, el bloque de viviendas que un día ocuparon los chabolistas de Penamoa cuando era inminente la desaparición del poblado. Al final, la presión de las autoridades consiguió echarlos, pero el inmueble continúa completamente vacío, convertido en un ejemplo de los daños que provocó el estallido de la burbuja inmobiliaria, con unas rejas que impiden el paso a posibles okupas, pero también a sus legitimos propietarios. A día de hoy, las 54 personas que en su momento adquirieron una vivienda en el edificio Residencial Finisterre siguen sin poder acceder a ella. Su caso está paralizado en el juzgado de lo mercantil número 4 de Madrid.
Los afectados están organizados en una plataforma que se mantiene al tanto de las novedades que les afectan, por eso saben que el procedimiento concursal de la promotora que construyó su edificio se ha aplazado “sine die”. Es decir, indefinidamente. El motivo es que el juzgado está colapsado, de manera que, aunque el proceso comenzó en marzo de 2010, todavía se encuentra en su fase inicial, para desesperación de los afectados. Estos consideran que se ha sacrificado su patrimonio debido a la debilidad de la estructura judicial.
Una de ellos recibe todavía cada semana una llamada de Caja España, la entidad propietaria de 78 viviendas, preguntándole si aún le interesa. “Yo les digo que sí, claro, que como no me va a interesar”, explica esta madre.
En realidad, sería la satisfacción de un deseo largo tiempo mantenido, porque los pisos tenían que haberse entregado en 2009. Sin embargo, la entrada en concurso de acreedores de la empresa convirtió a los futuros propietarios de un piso en simples acreedores que se encontraban al final de la cola del cobro.
Todos ellos habían pagado entradas que oscilaban entre los 30.000 y los 80.000 euros para poder adquirir una nueva vivienda, “con un grave quebranto económico”. Cuando comenzó el concurso de acreedores no tenían apenas esperanzas de recuperar su dinero y, ahora, la inacción del juzgado número cuatro de lo mercantil está haciendo que se esfumen las esperanzas de conseguir también su casa: “Se ha enquistado y de ahí no sale”.

El proceso concursal continúa enquistado
en el juzgado
de lo mercantil número cuatro
de Madrid

las opciones
En este estado de cosas, su única esperanza, que se pudiera independizar el edificio del resto de los bienes que están incluidos en el concurso de acreedores, resulta muy lejana, a pesar de que el edificio parezca algo muy real, porque cuando ocurrió el episodio de la invasión del edificio, primero por un grupo de jóvenes okupas y luego por los chabolistas de Penamoa, el inmueble ya estaba terminado en un 98%.
Cuando se les expulsó, Caja España se daba de plazo seis meses para retomar las obras de los inmuebles y pretendía que los obreros remataran todo para poner los pisos en venta cuanto antes. Sin embargo, un año después, ese 2% se mantiene inalterable.

Más de 50 familias esperan acceder al edificio de A Moura un año después

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