Más de cien personas protestan ante la casa okupada de Perillo

Más de cien personas protestan ante la casa okupada de Perillo
Las protestas se realizaron sobre la pasarela peatonal | pedro puig

Las cacerolas volvieron a sonar ayer en el puente de A Pasaxe, donde cien personas se concentraron para protestar por la ocupación ilegal de un inmueble de Perillo por parte de la familia gitana. Una de las propietarias del inmueble, Nuria Fernández, expresó el estado de indefensión en el que se sentía: “Hemos venido a hacer ruido porque es lo único que podemos hacer”. Por su parte, los okupas tampoco permanecieron en silencio. Una de ellos, una señora de cierta edad, rompió de un puñetazo un cristal de la puerta para poder sacar una mano con la que hizo un corte de mangas mientras se dirigía a los manifestantes. “¡Maricones, delincuentes!”, gritaba.

La portavoz de la familia afectada denuncia que sacaron por el agujero dejado por el cristal roto un paraguas con el que intentaron amenazar a los manifestantes que se encontraban en la acera, aunque la mayoría se encontraban sobre la pasarela peatonal que permite salvar la carretera, golpeando las cacerolas. Después de más de una hora de protesta, los manifestantes se retiraron sin más incidentes. 
Muchos eran amigos o familiares de los Fernández, afectados por esta ocupación. Se trata de la segunda protesta que celebran, pero esta vez, a diferencia de la anterior, que tuvo lugar hace unos días, la Guardia Civil no hizo acto de presencia. Quizá por eso subió el tono de los okupas. 

Mientras la protesta continuaba, uno de los matrimonios okupas (la familia está compuesta por una pareja, los abuelos y dos niñas) aguardaba en el puente con una niña. La mujer que había roto de un puñetazo el cristal procedió a cubrir el agujero con un muñeco de la ratoncita Minnie, añadiendo un detalle surrealista a la protesta. 

Cada semana 
Los afectados no piensan cejar en sus movilizaciones y tienen programadas otras dos para la semana que viene. “Vamos a empezar las movilizaciones todos los lunes y todos los jueves a las ocho de la tarde”, señala Fernández.

La familia ocupó esta vivienda cercana al puente de A Pasaxe el viernes pasado y a pesar de que los vecinos les avisaron el mismo día en qué ocurrió, las autoridades no pudieron desalojar a los intrusos, por la presencia de las dos niñas, dado que la ley otorga especial protección a los menores, y al hecho de que en ese momento la casa estaba vacía y no era la vivienda habitual de nadie. 

“Ahora los veo haciendo las compras en el supermercado”, se lamenta Fernández. El desalojo por vía judicial puede alargarse durante meses y mientras tanto, al familia okupa podrá seguir realizando una vida normal. Excepto por las protestas.

Más de cien personas protestan ante la casa okupada de Perillo

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