Los Niños de la OSG se estrenan con obras de Haendel, Purcell, Rameau y Suzuki

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  redacción>a Coruña

La Orquesta de Niños de la Sinfónica se estrenaba ayer en el Palacio de la Ópera arropada por la Joven y con un repertorio de obras variado, del que salió a la palestra Georg Friedrich Haendel, Henry Purcell, Jean-Philippe Rameau y Schinichi Suzuki, un autor japonés que se centra principalmente en la cuerda.
La formación, compuesta por 57 niños con edades comprendidas entre los siete y los 14 años, estuvo ensayando todos los sábados desde enero junto a sus directores preparadores Jorge Montes y Enrique Iglesias y en compañía de sus padres y tutores, que los acompañaron en las clases. Además, el proyecto cogió forma gracias al trabajo de otros nueve profesores instrumentistas de la Orquesta Sinfónica que pulieron el programa con los niños para presentarlo justo en el último día de vacaciones de Semana Santa.
De esta forma, la orquesta coruñesa cierra un círculo pedagógico que empieza con este grupo de niños y continúa con los jóvenes, que ayer tenían también la oportunidad de demostrar lo aprendido con Pietro Rizzo y bajo la dirección académica de Alejandro Sanz. La mayor parte de los músicos noveles son de la ciudad, pero también hay una representación de Lugo y Ourense. La formación se divide en dos grupos, con un primero formado por menores entre siete y diez años y un segundo para los mayores, de doce a 15.
En concreto, la batuta escogió para ellos un conjunto de piezas, entre las que destacó la composición “Baixo Miño”, del gallego Eduardo Soutullo, que se inspiró en una melodía modal tradicional gallega, recogida en la comarca del mismo nombre, en concreto, en Meder (Salvaterra), muy próxima a la tierra natal de su familia. Esta es la primera parte de una trilogía que sigue con “Sil”, encargada por el festival Via Stellae, y una tercera que está todavía en el aire, “a la espera de que alguna institución asuma el encargo”, según explicaba Soutullo. La Joven de la Sinfónica interpretó también la “Sinfonía para instrumentos de viento”, de Igor Stravinski y la “Sinfonía nº100, Militar”, del compositor austríaco Franz Joseph Haydn, con la que dieron por finalizado el concierto.


 

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