Los expropiados del Ofimático logran que el concejal de Urbanismo los reciba

Los expropiados del Ofimático logran que el concejal de Urbanismo los reciba
los expropiados desplegaron sus pancartas de protesta frente al palacio de marã­a pita quintana

Tal y como le había anunciado el Ayuntamiento en un escrito la semana pasada, ayer Manuel Martínez Ramallo recibió la orden que le conminaba a abandonar en el plazo de cinco días la casa en la que lleva viviendo desde hace cuarenta años para que se puedan construir en sus terrenos las viviendas del Parque Ofimático. Y tal y como habían decidido él y sus vecinos, se presentaron ayer en el palacio de María Pita para protestar. Fueron expulsados pero el concejal de Urbanismo, Martínez Fernández Prado, aceptó una reunión para “explicar” por qué debía abandonar su hogar.

Pero, como dicen los habitantes de las 14 casas que aún están habitadas en la zona, “nosotros ya sabemos por qué quieren que nos vayamos, pero no tenemos a dónde”. Martínez, un jubilado octogenario que vive con su mujer y con su hijo en paro pasó a formar parte del proyecto del Ofimático automáticamente, por ley, cuando se negó a vender su hogar y fue expropiado. Como la compensación que se le otorgó se va íntegramente en los costes de urbanización, cuando le echen de su casa no tendrá dinero para construir otra ni para alquilarla, porque su única fuente de ingresos es su pensión.

 

de espaldas

Por eso cuando en el pleno que se celebró ayer en María Pita se mencionaron el estado de los progresos en el Parque Ofimático, los vecinos afectados se levantaron y les dieron la espalda a los concejales al entender que a ellos les habían dado la espada primero. Inmediatamente fueron expulsados por la Policía Local, que tampoco les había dejado desplegar las pancartas que habían traído consigo.

En todas ellas venían a decir lo mismo: designándose a sí mismo como “okupas del Ofimático” demandan al Ayuntamiento soluciones al problema de la vivienda que se les genera al privarles de sus casas sin darles otra, solo una participación en una aventura inmobiliaria cuyo fin es dudoso tras el desplome del ladrillo.

Tras plantarse frente al palacio municipal con las pancartas en la mano, los manifestantes realizaron otra concentración ya en la pasarela de Alfonso Molina, como habían hecho ya el viernes pasado. Como entonces, recibieron los bocinazos de apoyo de los conductores que pasaban bajo los carteles que denunciaban que eran víctimas de la especulación inmobiliaria. Animados, prometen más movilizaciones.

Los expropiados del Ofimático logran que el concejal de Urbanismo los reciba

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