Los docentes afirman que la piscina del Liceo “jamás” había sufrido incidentes

Los docentes afirman que la piscina del Liceo “jamás” había sufrido incidentes
los siete acusados se enfrentan a peticiones de pena de entre tres y cuatro aã±os de cã¡rcel quintana

Fue una pregunta recurrente a los testigos que el pasado miércoles fueron pasando por la sala de vistas de la Audiencia en la segunda sesión del juicio que se sigue contra siete miembros de la comunidad escolar del Liceo La Paz por la muerte del escolar Diego Novo en la piscina del centro, en marzo de 2009. Los destinatarios eran, en muchos casos, docentes, aunque también padres de alumnos, y la respuesta fue unánime. “Cero incidencias. Jamás pasó nada en el tiempo que llevo en el colegio”, lo resumió una profesora de Educación Infantil, que trabaja allí desde hace más de dos décadas.

En el mismo sentido se posicionaron los monitores cuestionados sobre la seguridad del recinto y la validez del protocolo que regía el uso de la piscina desde hacía casi treinta años, tanto los testigos como los dos acusados que aquella mañana vigilaban la clase de natación del grupo de Diego. “Era correcto, nunca había fallado”, reconoció el por entonces coordinador de las actividades acuáticas, y también acusado por un delito de homicidio imprudente que, como al resto de las personas que ocupan el banquillo desde el lunes y hasta hoy, los enfrenta a peticiones de condena de hasta cuatro años de cárcel e inhabilitación.

 

sin fallos

Las preguntas acerca de la eficacia de las normativa interna del uso de la piscina hasta el fallecimiento del pequeño las formuló a los testigos el letrado que defiende a los dos propietarios del colegio, el director técnico, el jefe de estudios y el socorrista, para tratar de demostrar que el accidente no fue consecuencia de un fallo del protocolo.

De eso puede depender el sentido de la sentencia, toda vez que ese protocolo lo había elaborado un coordinador anterior y llevaba en vigor más de veinte años.

Lo cierto es que, según ha quedado confirmado por múltiples testimonios llevados al juicio, ese código de conducta se modificó después del fallecimiento del Diego Novo, para incluir un recuento de los alumnos a la salida del agua y trasladar el lugar donde se retira a los escolares la burbuja que usan para flotar a los vestuarios, y no ya en la zona del vaso.

A este respecto, el director técnico del centro declaró el lunes que los cambios fueron para “intentar mejorar” la seguridad y destacó que nunca había habido quejas, ya que “todo estaba bien organizado”; una afirmación que matizaron varios padres, al hablar de incidencias en el uso de la piscina, aunque siempre “menores”: por la temperatura del agua o la cantidad de cloro.

 

Los docentes afirman que la piscina del Liceo “jamás” había sufrido incidentes

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