Los comerciantes auguran que muchos negocios no podrán hacer frente a la campaña de invierno

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p. g. l. > a coruña

  “La situación actual es culpa de varios factores, pero está claro que algo tiene que cambiar para que A Coruña pueda seguir siendo una ciudad de servicios”, asegura María Castaño, encargada de La Base, una de las empresas que se verá obligada a cerrar una de las tiendas con las que cuenta en la ciudad en septiembre. El de este negocio no es un caso aislado. Los comerciantes de los diferentes barrios están convencidos de que octubre vendrá cargado de cierres, al no poder hacerse frente a la campaña de invierno.
“Hubo un freno muy grande del consumo y en determinados sectores, como es el caso de la moda, lo que se ofrecen no son productos de primera necesidad, lo que hace que la gente se corte a la hora de adquirirlos”, cuentan Castaño, que sabe que el contexto no es fácil para el pequeño empresario. De hecho, muy cerca de la tienda que está en período de liquidación en San Andrés se pueden ver bajos vacíos, con carteles de “se alquila” o “se vende”.
“Si no se ve ninguna mejoría de aquí a finales de año, habrá más cierres”, advierte el presidente de la asociación de comerciantes Distito Mallos, José Salgado, que sabe que el pequeño empresario “está haciendo un esfuerzo muy grande para salir adelante”. En el caso de este barrio, el portavoz de la agrupación reconoce que el contexto no ha experimentado grandes variaciones en el último año. “Cierran negocios y abren otros, pero el consumo está parado”, cuenta Salgado, que confiesa que “no hay mucha ilusión entre los empresarios”, y algunos tratan de aguantar esperando al momento de la jubilación.
La proximidad de Os Mallos con los centros comerciales que abrieron en A Grela es otro de los motivos que apunta el portavoz de la asociación comercial como causa del cierre de negocios. “El hecho de que estén tan cerca hace que mucha gente vaya andando hasta allí”, señala.
La situación no es mucho mejor en Los Rosales. “Hay cierres y hay muchos locales vacíos, con el agravante de que aquí no viene la gente de fuera a comprar, como puede ocurrir en el centro de la ciudad”, cuenta Ana González, gerente de la asociación de empresarios de la zona. Cree que el problema de paralización del sector comercial es “el miedo” de las personas a la hora de arriesgarse a abrir un negocio. A esto suma una falta de “motivación por parte de la gente”, lo que, en su opinión, hace que resulte difícil impulsar medidas para tratar de reactivar el consumo.

El remedio > Los comerciantes saben que no existe una “cura mágica” a la hemorragia de cierres en la ciudad, aunque sí tienen depositadas sus esperanzas en los proyectos que desarrollará el Ayuntamiento a lo largo de los próximos meses. Así, en el caso de los responsables de los negocios del entorno de la plaza de Vigo o de Pontevedra, esperan que la eliminación del carril bus –que el gobierno local fijó para antes de 2012– permita recuperar plazas de aparcamiento, lo que facilitará la llegada de clientes a la zona.
También tienen puestas sus expectativas en la reforma de San Andrés. Aunque el proyecto previsto no convence a todo el mundo por igual –la posible peatonalización no cuenta con la simpatía de mucha gente–, los empresarios ven necesario un lavado de cara de la vía.


 

Los comerciantes auguran que muchos negocios no podrán hacer frente a la campaña de invierno

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