Los chabolistas que han dejado los pisos de A Silva superan ya a los que resisten

Los chabolistas que han dejado los pisos de A Silva superan ya a los que resisten
Puertas y marcos han sido arrancados de su sitio patricia g. fraga

  Cada vez son más los que acaban desalojando los pisos del Residencial Finisterre. Si el pasado jueves, ya habían desaparecido todos los habitantes del portal número 5, ayer se habían vaciado los siete pisos del número 3 tras recibir el auto del juzgado de instrucción número dos que les ordenaba hacerlo. Ambos presentaban un aspecto idéntico, con abundante basura y, en algunos casos, colchones, sillas o incluso sofás abandonados. También había algunos daños: los paneles de los ascensores aparecían completamente destripados y había puertas arrancadas y paredes agujereadas. A pesar de todo, muchos pisos siguen cerrados, y continúa habiendo un puñado de familias gitanas que ocupan viviendas.

Se trata del “clan de los portugueses”, familias procedentes del país luso hace más de veinte años, cuando se asentaron en Penamoa, y que fueron los últimos en marcharse del poblado chabolista cuando la llegada de las excavadoras, el pasado día 20, no les dejó más remedio. Ahora los últimos de Penamoa parecen perparados para ser también los últimos de Residencial Finisterre.

Estas familias, que la plataforma Ventorrillo Desmantelamiento Penamoa había denunciado en su día que formaban el “núcleo duro” del poblado y sobre las que tanto vecinos como autoridades han hecho recaer sospechas de tráfico de drogas, son también las que menos posibilidades de realojo tienen, incluso comparándolos con otros chabolistas. “Ésos se van a quedar allí hasta que los echen, pero es que no tienen a dónde ir”, señala uno de los más afortunados, que ha podido acceder a un piso de alquiler. Los mismos portugueses proclaman que no tienen otra opción donde vivir, y que piensan quedarse allí hasta que sean desalojados por la fuerza, algo que está previsto que ocurra la semana que viene, cuando concluya el plazo para los recursos establecido por el juzgado de instrucción número dos.

 

Tres meses > A estas alturas, dos de los portales están ya deshabitados, quedando uno en que unos pocos pisos están ocupados por las familias portuguesas, otro más que está cerrado a cal y canto y un quinto, el último, que era donde se encontraban los jóvenes okupas que fueron los primeros en allanar el edificio, hace tres meses, para instalarse en él.

El jueves ya habían comenzado a hacer la mudanza, tras haber comparecido el miércoles ante la jueza, que les había hecho entrega de un auto idéntico al que habían recibido las familias gitanas, pero la puerta de “su” portal, el número dos, permanecía cerrada también, a la espera de que acudan las autoridades para comprobar que las órdenes del juzgado han sido obedecidas y que el Residencial Finisterre ha quedado vacío tras tres meses de ocupación.

Los chabolistas que han dejado los pisos de A Silva superan ya a los que resisten

Te puede interesar