Los antidisturbios se preparan para desalojar siete de los pisos de A Silva

Los antidisturbios se preparan para desalojar siete de los pisos de A Silva
La presencia de agentes de la UIP ha sido constante desde que se descubrió la ocupación a. aparicio

  Apenas hay movimiento en el edificio, pero agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional siguen montando guardia frente al Residencial Finisterre, secundados desde hace dos días por vigilantes de seguridad privada. Fuentes próximas señalan que las autoridades consideran ocupados por lo menos siete pisos, todos pertenecientes al portal número 4, donde se instalaron tras la demolición de Penamoa varias familias de origen portugués. El resto, incluido el portal número 2, que había sido tomado por los jóvenes okupas dos meses antes de la ocupación masiva de las familias gitanas, se supone vacío. No se sabrá con certeza hasta que se ejecute el desalojo: la jueza ha trasladado la orden que, desde las siete de la tarde de ayer, autoriza a la Policía Nacional a actuar “tomando las medidas coercitivas que fueren imprescindibles”.

A la espera de que llegue la noticia del desalojo, lo que consuela a los vecinos es que no se sabe de ninguna otra ocupación en alguna de los casas que se encuentran desperdigadas por A Silva, justo detrás del inmueble vacío. Era un temor que habían expresado las portavoces vecinales durante la semana pasada, a medida que se comprobaba cómo se marchaban del edificio las familias gitanas, que la habían comenzado a ocupar el pasado 5 de abril. Al parecer, muchos de ellos tenían una vivienda en alquiler (algunos, gracias a las ayudas del Plan Especial de Penamoa) o tenían familiares en mejor posición. En realidad, algunos apuntan a que algunos ocuparon casas únicamente “para hacer presión” y obligar a las autoridades a ofrecer una salida a sus familiares.

 

As Baixadoiras > “No echemos las campanas al vuelo”, pidió Ana Oreiro, portavoz de la plataforma Ventorrillo Desmantelamiento Penamoa. Aunque coincide en que no se ha registrado ninguna ocupación de alguno de los inmuebles abandonados en la zona, “es muy amplia, y todavía hay que esperar a ver qué pasa”. Además, recuerda que todavía existe un lugar donde todavía se trafica con droga: el terreno conocido como Agra das Baixadoiras, “que está más activo que nunca”.

También la presidenta de la asociación de vecinos de O Ventorrillo, Rosa Barreiro, considera que es necesario un poco de prudencia. “No hay que olvidar que toda esta gente lleva viviendo mucho tiempo aquí, y aunque no hayan ocupado más casas, como temíamos, seguimos siendo una zona vulnerable”.

Como señala, A Silva es uno de los pocos lugares sin urbanizar en el municipio coruñés, “lleno de recovecos” y con terrenos e inmuebles de propiedad desconocida en muchos casos, por lo que un hipotético desalojo sería mucho más difícil de realizar. Es por eso que Barreiro ha pedido a las autoridades un plan de prevención con más vigilancia policial para alejar el peligro de más ocupaciones.

Los antidisturbios se preparan para desalojar siete de los pisos de A Silva

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