Los acusados del crimen de Aranga volverán a juicio por media docena de robos en chalés

Los acusados del crimen de Aranga volverán a juicio por media docena de robos en chalés
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 Aun en el caso de salir airosos del procedimiento por el que están siendo juzgados en la Audiencia Provincial, varios de los acusados por su implicación en el asesinato de dos traficantes de Muros y el descuartizamiento de sus cuerpos todavía tendrán que enfrentarse a varios juicios más, que tienen que ver con los robos de los que eran sospechosos cuando fueron detenidos. La investigación sobre la desaparición de Javier Toledo y Manuel Ramón Luces se cruzó con la que perseguía a los autores de los asaltos a chalés de la comarca cuando, durante una escucha decretada por la jueza que buscaba a los dos desaparecidos, salió a relucir un robo perpetrado en abril de 2009 en la localidad de O Couto, muy próxima a la casa del principal acusado por el doble asesinato.

En aquella comunicación, José Ramón Blanco Vila, Coque, hablaba con otro acusado en el crimen, Alberto Souto, sobre los efectos sustraídos, lo que puso a la Guardia Civil sobre la pista de que estos dos hombres y varios colaboradores podían ser los autores del resto de robos perpetrados desde finales de 2008 y hasta una semana antes de los arrestos en localidades como Aranga, Ordes, Carral, Arteixo y, sobre todo, Oleiros.

El fiscal ya ha pedido cinco años más para Blanco Vila y otros dos implicados por uno de aquellos delitos

 

Por el robo concreto de O Couto, la Fiscalía ha solicitado ya para Coque, Alberto Souto y la que en esa época era su pareja, la también acusada por el descuartizamiento Ana Belén Fernández, una pena de cinco años de reclusión por un delito, el de robo en casa habitada, del que tanto Souto como Fernández ya se han confesado culpables.

De hecho, durante su declaración el pasado lunes ante el tribunal de la Audiencia que juzga las muertes, Souto llegó a afirmar que a la casa de Fonteculler donde aparecieron los cadáveres descuartizados hace tres años había acudido en dos ocasiones: una, la noche en que, fumando cocaína con Blanco Vila, este le confesó –según su testimonio– la existencia de dos cadáveres enterrados y otra, cuando acudió a la vivienda para dejar mercancía procedente de uno de los robos.

 Modus operandi > La Guardia Civil considera que tanto este acusado y su exnovia, como Blanco Vila y su esposa como la otra pareja que se sienta este mes en el banquillo como cómplices del descuartizamiento, Antonio Fernández Borque y Mónica Martínez, tuvieron participación en alguno de los robos denunciados, y actuaban de forma coordinada, siguiendo un plan prefijado. La conclusión se deriva, entre otros indicios, de las conversaciones telefónicas que fueron manteniendo en un tiempo en que el teléfono de Blanco Vila estaba intervenido. En una de las escuchas, los agentes llegaron a oír uno de los robos “radiado” a tiempo real.

Del modus operandi de aquel asalto, los agentes llegaron a la conclusión de que otros robos que no se les atribuían también podrían ser obra de la misma banda. Había, al menos, un elemento común, que salió a relucir en el juicio por los descuartizamientos: los ladrones elegían viviendas de gente pudiente, con cajas fuertes, y acostumbraban lanzar esas cajas de seguridad por las escaleras para lograr extraer su contenido.

En el registro efectuado a la casa de Aranga donde, según todos los indicios, se cometieron los asesinatos, aparecieron numerosos efectos procedentes de algunos de aquellos robos. Fueron más de una docena, sin embargo, la instrucción judicial acabó de descartar los hechos delictivos correspondientes al año 2008, con lo que los acusados solo irán a juicio por los de 2009.

Los acusados del crimen de Aranga volverán a juicio por media docena de robos en chalés

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