Loquillo convence una vez más en la ciudad del “rompeolas”

Loquillo convence  una vez más  en la ciudad del “rompeolas”

Siempre quiere venir a “L.A” Coruña porque sembró muchos amigos cuando le tocó ponerse firme en Ferrol y serpenteaba la costa en busca de fiesta en una discoteca que venera a la playa. Por unas cosas y por otras, el que iba para figura del baloncesto, eligió al rock and roll y con el género más sincero que tiene la música le escribió al rompeolas del Orzán y Riazor, el mismo que puso ayer encima de un escenario con vistas a María Pita, que ya pisó hace seis veranos acompañado de Ariel Rot y Leiva. Esta vez, el tupé de casi dos metros de largo puso la pierna encima del amplificador con la maestría que le avalan los más de 30 años en carretera. 
Miles de coruñeses siguieron expectantes cómo el de Barcelona destiló un repertorio con y sin trogloditas. En un toma y daca que les llevó a sentarse en el asiento de atrás de un cadillac solitario. Anclado en el Tibidabo, el público volvió a recordar a la última rubia de la mano de un “feo, fuerte y formal” que perjuró una vez más que “no he venido aquí para hacer amigos”. La rock and roll star sacó de la guantera las canciones más conocidas en una velada donde a los gatos se les dio por maullar. 
El segundo directo en María Pita de la semana juntó sobre el cuadrilátero a distintas generaciones. Los nostálgicos de chupa de cuero se hicieron hueco entre los que todavía no eran proyecto cuando el pájaro “loco” empezó a revolotear por los escenarios, influenciados, quizá, por las cintas de casette de sus mayores.

últimos discos
Y es que hay pocos que no se rindan ante su presencia en directo. Así que el de ayer también incluyó pinceladas de los últimos años cuando sacó al mercado “El creyene” y le añadió un siguiente álbum “Código rocker”, en compañía de los Nu Niles, con los que sumó unos cuantos miles de kilómetros más a una furgoneta que no aguanta aparcada. 
Es por eso que Loquillo no vino con las manos vacías y vistió de directo los nuevos temas incluidos en “Viento del Este”, con el que se volvió a colar en la lista oficial de ventas como número uno. 
Igual de lleno de rock and roll que el resto, el trabajo salió a la pista a través de canciones redondas que llegaron a los oídos casi al mismo tiempo que el artista recibió el disco conmemorativo por haber despachado más de tres millones de copias de toda su discografía, algo que muy pocos pueden contar. 
El que dijo un día para este periódico que tiene recuerdos vivos de A Coruña, “que se cuelan en mis canciones porque no dejan de ser recuerdos de mi vida y los recuerdos se componen de imágenes”, siguió dibujando un story board desde su atalaya y aunque nunca quiso que le hablaran de futuro, cosas del rock and roll, tres decenios después de aquello, su tupé sigue intacto. No se desintegra como el rompeolas que le miraba ayer de reojo desde su puesto de mando.

Loquillo convence una vez más en la ciudad del “rompeolas”

Te puede interesar