El logro de juntar al viejo y al nuevo lector

El logro de juntar al viejo y al nuevo lector
Pellejero y Torres participaron ayer en un encuentro con los medios QUINTANA

Cuando se empieza un libro como “La Casa” o “Corto Maltés”, es difícil abandonarlo a no ser que ocurra una catástrofe. Lo dice Daniel Torres, así que se busca el material, comienzan los bocetos y todo se lleva al papel. Por momentos, “piensas que esto no se acabará nunca, pero sigues adelante”.
Son años de continuidad. Desafíos que “solo se pueden hacer con una carrera amplia a la espalda, empleando herramientas” con la ventaja de heredar el espíritu de Maltés y llevarlo a su terreno, en el caso de Rubén Pellejero, y de encerrar en viñetas a la sociología, la arquitectura y la vida cotidiana como un arte secuencial si se trata de Torres.
Contaban ambos invitados del salón Viñetas desde o Atlántico que los originales que descansan en el Kiosco Alfonso, “Corto Maltés”. y Palexco, “La Casa”, son fruto de la profesionalidad “que nos da confianza en lo que haces”, tranquilidad para adecuar los trabajos, discernir y sellar con el lápiz el apoyo de una editorial porque “si ellos no hubieran apostado, no saldrían libros de 600 páginas”.
Daniel Torres contaba ayer a los medios que con el espaldarazo de una firma, las cosas salen, “trabajas sin presión porque hay una confianza entre las dos partes” y los más de 30 años de trabajo vienen de la mano de la aprobación del que está al otro lado: “Sabes que tienes lectores”. Hay respuesta y eso anima a despejar la “x” cuando “están dibujando y piensas: ¿Qué pasará cuando salga?”. Después está el reto de hacer renacer a un capitán como el Corto Maltés, que “sobrepasa el público normal” y “muchas personas fans dejaron de leer cómics, pero han vuelto a acercarse para reencontrarse con él”.
Además, están los que lo tienen en el podio de los héroes porque lo han visto muchas veces y aunque no han devorado sus aventuras surcando los mares, saben de su existencia: “Se ha abierto a un nuevo lector que conocía a Corto sin haberlo leído nunca”.
De este modo, los dos perfiles se aúnan en la afrenta y “juntar al viejo y al nuevo lector es uno de los logros”, señala Pellejero. Hoy, los amantes del género pueden ver las piezas de estos dos álbumes en la ciudad. Pellejero hace pareja con Díaz Canales en el Kiosco Alfonso para darle una segunda vida que pasea su procedencia maltesa desde que un buen día Hugo Pratt lo sacó de la manga en los años 60 hasta que en los 80 sus historias se disiparon en el horizonte.
No es el único que duerme frente a los veleros de la Tall Ships Races. En el campamento base, Cristina Bueno y Nadar hablan de compromiso social entre viñetas. Los desahucios y la Tercera Edad salen a bailar junto con la trayectoria de Ramón Marcos y la versatilidad de Jorge González. En el Kiosco Alfonso, el repaso por el hogar del hombre comparte pared con la “Patrulla x” de Chris Claremont, capaz de darle un giro a la historieta y ponerla del revés, y con “Como viaja el agua”, donde Canales combina serie negra y costumbrismo con fantasía.

El logro de juntar al viejo y al nuevo lector

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