Las protestas contra el King provocan inspecciones de Urbanismo y Sanidade

Las protestas contra el King provocan inspecciones de Urbanismo y Sanidade
El despliegue policial en la calle Barcelona sorprendió a los clientes del bar y la pensión quintana

El bar King recibió a la una de la tarde de ayer la visita de los inspectores del Ayuntamiento (Urbanismo) y de la Xunta (Sanidade) que trataban de comprobar que el local, situado en la calle Barcelona, cumple las condiciones de su licencia. Junto con los técnicos acudieron varias patrullas de la Policía Local y de la Nacional que estaban allí, sobre todo, para garantizar su seguridad. El King se ha ganado entre los vecinos de la zona una reputación de foco de numerosos problemas e incontables hurtos de los que acusan a su clientela. La “inspección rutinaria” duró cerca de una hora y cuando terminó, le comunicaron al dueño que tenía una semana de plazo para ponerse al corriente de las normativas en vigor.

Agentes de la Policía Local y Nacional desplegaron un amplio dispositivo para proteger a los funcionarios

Así que, para desencanto de gran parte de los vecinos de la zona, el King sigue abierto, igual que la pensión que se encuentra en el número 5 de la calle Barcelona, justo al lado del bar, y que también pertenece al mismo empresario. Los agentes municipales identificaron a los residentes que se encontraban en ese momento en el interior, y los inspectores de Sanidade también comprobaron el estado de las habitaciones, con profundas grietas en las paredes y las puertas con la pintura pelada, pero ninguno fue desalojado. Una inquilina, antigua chabolista de Penamoa, reconocía que su situación era irregular. “A mí el casero no me dio recibo. Solo me dijo: ‘Mientras pagues, te puedes quedar’. Y yo tengo que pagar 170 euros al mes por una habitación en la que duermo en el suelo y mi nieto, en la cama”. Otro de los inquilinos, que lleva año y medio viviendo en esa pensión reconoce que “es de los peores lugares de la ciudad. Aquí hay gente normal, pero la mayor parte se meten en peleas y drogas”.

Para muchos de sus residentes, la pensión del King es el lugar al que ir cuando no se puede conseguir hospedaje en cualquier sitio puesto que el dueño solo les exige que paguen puntualmente el alquiler. Actualmente viven allí unas 30 personas, la mayoría de escasos recursos y muchas con antecedentes, que tendrían dificultades para encontrar otro lugar donde vivir si, finalmente, se ordena el cese de actividad de la pensión.

 

UNA SEMANA DE PLAZO

Tras el cierre del Flash, el Balsa y el Abadía el miércoles pasado, el presidente de la asociación de comerciantes, José Manuel Castro, parece convencido de que el cierre del King podría tener lugar en una semana. “Esa es la información que manejamos”, apuntó Castro, que había solicitado en varias ocasiones el cierre del local a las autoridades.

Algunos vecinos, pendientes durante la mañana de la presencia de la Policía en la calle peatonal, relataban ayer que al propietario –que declinó hacer ningún tipo de declaración– le quedan solo seis meses para acceder a la jubilación, y que podría aprovechar para cerrar o traspasar el bar, idea que no desagrada a la asociación de comerciantes. “Ojalá ese bar se convirtiera en un negocio normal”, deseó Castro, que también animó al Ayuntamiento a que continuara en esta línea hasta conseguir el cierre del local. n

Las protestas contra el King provocan inspecciones de Urbanismo y Sanidade

Te puede interesar