Las últimas lluvias alejan el riesgo de restricciones en el suministro de agua

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 abel peña > a coruña
  La borrasca que el miércoles descargó en la ciudad dejó, según los pluviómetros de Meteogalicia, 23,4 litros por metro cuadrado de agua de lluvia. Además de provocar algunos incidentes menores en tejados con canalones atascados y empapar a algunos peatones, tanta lluvia ha servido para invertir la tendencia descendente  del embalse de Cecebre, la principal reservada de agua de la ciudad. Según fuentes de la Empresa Municipal de Aguas de A Coruña (Emalcsa), el nivel del agua ha subido un 2% desde el fin de semana pasado, cuando llegó la primera borrasca, hasta el día de hoy.
Aunque puede parecer un aumento insignificante, lo cierto es que se trata del primero en muchos meses y, además, los expertos esperan que el nivel del agua en el embalse siga subiendo, llueva o no, hasta alcanzar el 50% de la capacidad el fin de semana, lo que volvería a situar a Cecebre en los niveles normales de reserva por estas fechas, que son entre el 50% y el 60%.
La razón de que los técnicos esperen un aumento del 3% en el embalse, independientemente de las precipitaciones, es que una gran parte del agua ha sido absorbida por la tierra después de tanto tiempo sin llover, pero acabará filtrándose hasta la reserva del agua cumpliendo el fenómeno hidrológico denominado escorrentía.
De todos modos, desde Emalcsa recordaron  que la situación, antes de que llegaran los dos temporales, tampoco se podía considerar peligrosa, dado que el embalse estaba lleno en un 44% de su capacidad. De hecho, Augas de Galicia había calculado a mediados de este mismo mes que el agua que quedaba habría bastado para asegurar el servicio, por lo menos, hasta febrero.

Retraso > “Lo que ocurre es que las lluvias se han retrasado este año, normalmente suelen llegar a principios de octubre, y esta vez ha sido a finales”, comentan estas mismas fuentes, que recuerdan que la situación puede varias mucho de un año a otro. Por ejemplo, el año pasado fue muy lluvioso y el embalse tuvo que abrir sus compuertas en más de un ocasión para evitar un desbordamiento por una tromba de agua imprevista.
Por el contrario, este año se ha caracterizado por las escasas precipitaciones. Ya desde el pasado mes de mayo se comenzaron a notar los efectos en Galicia de la primavera más seca y cálida de los últimos 50 años y, por aquel entonces, la Xunta auguraba que en verano provocaría problemas de abastecimiento en zonas como Baiona y Vilagarcía.

Responsabilidad > Medio Ambiente apeló a un consumo “responsable” y a ahorrar agua, y la propia Emalcsa se hizo eco de la campaña en A Coruña, tratando de concienciar al público de la necesidad de ahorrar hasta la última gota, pero el ahorro, si es que se dio, no bastó para compensar la falta de lluvia: entre marzo y octubre, se registraron en Galicia precipitaciones acumuladas de 274 litros por metro cuadrado, el nivel más bajo desde 1990 –año en el que se registraron 225 litros por metro cuadrado–, frente a una media de 535 litros por metro cuadrado en ese mismo período entre 1960 y 2011.
Una racha que se rompió el domingo con la llegada de la primera de las borrascas que anunció oficialmente la llegada del otoño y el fin de la sequía. Y según los pronósticos de Meteogalicia, el mal tiempo continuará, con un 90% de precipitaciones de lluvia incluso la semana que viene, alejando definitivamente el peligro.

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