Las excavadoras preparan el entierro de Penamoa

Las excavadoras preparan el entierro de Penamoa

Hasta ahora las excavadoras entraban en Penamoa para derribar chabolas, pero desde abril ya no quedan infraviviendas en el poblado. Lo que hay en el entorno son las huellas del que fue el mayor núcleo de venta de droga del noroeste peninsular, aunque por poco tiempo. El objetivo es que en dos meses la zona vuelva a ser un monte natural. Para ello, las máquinas de J. Cancela Esmorís comenzaron ayer a las nueve de la mañana a trabajar en la retirada de escombros.

Por el momento, solo una retroexcavadora está levantando los restos de cemento, madera y otros materiales del solar. Como explican desde la empresa adjudicataria del proyecto que pondrá punto final a Penamoa, las labores han comenzado por una parcela aislada, cerca de los depósitos de agua. “La carretera divide la superficie en la que hay que actuar”, señala un responsable de las obras. Por tanto, debido a las dimensiones del terreno introducir más maquinaria dificultaría la tarea.

La dificultad
de la actuación está en la superficie que ocupan los escombros

Allí mismo se están clasificando los residuos entre hormigón y todo tipo de plásticos –los dos materiales más abundantes entre los escombros–, se acumulan y son los camiones los que lo llevan a una tercera empresa para su adecuado tratamiento. El plan de la empresa, una vez finalizada la limpieza en este terreno, es trasladarse al que está debajo de los depósitos, y seguir bajando. Será entonces cuando se utilicen más recursos materiales y humanos, según la necesidad.

Según informan desde J. Cancela Esmorís, la dificultad de este proyecto no está tanto en la cantidad de escombros que hay sino en la dispersión de los mismos. El Ayuntamiento informaba la semana pasada de que la actuación afecta a 38.982 metros cuadrados, que habrá que replantar.

Esa es la segunda fase del proyecto que la compañía prevé empezar en un mes, aunque la fecha no está cerrada. En función de la meteorología, se podrían ir replantando aquellas zonas limpias mientras en otras siguen trabajando las excavadoras. Los operarios echarán tierra virgen sobre el antiguo suelo del poblado para que, pasado un tiempo, el entorno se regenere solo con especies autóctonas de monte bajo. En unas zonas se echarán unos 50 centímetros de sedimento y en otras más para evitar grandes agujeros, aunque no será necesario igualar la superficie. Mientras, para que las lluvias del invierno no se lleven el terreno, se plantará cesped-pradera que soportará del firme.

Frente a lo que se pudiera pensar, entre los escombros no hay una cantidad especialmente relevante de jeringuillas. Según la empresa de excavaciones, en cualquier solar suelen aparecer estos restos, pero no entrañan peligro al realizarse todo el trabajo con maquinaria. n

 

Las excavadoras preparan el entierro de Penamoa

Te puede interesar