Las ANPA animan a “vaciar las aulas” durante la huelga del próximo jueves

La comunidad educativa se prepara secundar la segunda de las grandes huelgas en el sector desde que comenzara el curso. El próximo jueves, día 9, padres, personal laboral, profesores y alumnos de todos los tramos educativos, desde Infantil hasta la universidad, están llamados a un paro general en contra de los recortes y de la reforma de la ley educativa.
La federación de asociaciones de madres y padres presentó ayer esta convocatoria de huelga, de la que esperan, dicen, un respaldo “multitudinario”. Señalan que este es un momento “histórico”, en el que todos los sindicatos han llegado al consenso de convocar a los trabajadores, y en el que los padres llevan “la voz cantante” en este asunto. Por ello, invitan a toda la ciudadanía a “vaciar las aulas” durante la jornada de paro y salir a la calle para mostrar su rechazo a las medidas que pretende instaurar el Gobierno. La presidenta de la federación provincial, Helena Gómez, avanzaba ayer que el ministro José Ignacio Wert pretende llevar su reforma de la ley educativa al Consejo de Ministros del día 10, solo un día después de que se celebre la huelga. Desde las asociaciones de padres exigen la retirada de la tramitación de la Lomce, así como la dimisión del ministro.
Así lo harán patente durante la manifestación que han convocado para el próximo jueves, que saldrá a las 19.30 horas desde la plaza de A Palloza. La movilización cuenta con el respaldo de la Plataforma en Defensa do Ensino Público, que integra diferentes asociaciones y varias organizaciones de estudiantes.

servicios mínimos
Por su parte, el sindicato CIG criticó ayer los servicios mínimos fijados por la Xunta para esta huelga. Los consideran “abusivos”, al tiempo que califican la propuesta de “arbitraria e desproporcionada”. También señalan que con los servicios establecidos “non queda garantido o lexítimo exercicio do dereito á folga do conxunto do persoal”. Los sindicatos se reunieron ayer con miembros de la Consellería para cerrar los servicios mínimos, aunque no se llegó a un consenso, ya que las posturas estaban muy enfrentadas. Los sindicalistas pedían los mismos servicios “que nun sábado”.