11º-14º
jueves | 25 abril | 2024
Pasadas las cuatro de la tarde de ayer, ocurrió lo que habían temido los servicios de emergencia: una ola impactó en la duna protectora de la playa de Riazor y alcanzó el Paseo Marítimo. No fue un incidente grave, a pesar de una segunda ola. Ni siquiera fue necesario cerrar al tráfico peatonal el Paseo Marítimo, pero supuso la constatación de que la larga alerta naranja ha afectado el obstáculo de arena, que ha perdido efectividad.
En efecto; la ciudad lleva cinco días de alerta naranja casi constante, con algún paso a nivel amarillo de forma fugaz. Tanta lluvia y oleaje han desgastado la duna, que comenzó a levantarse el 21 de octubre. En los últimos cinco días, el acceso a las playas ha estado permanentemente vedado por culpa de el mal tiempo en el mar. Afortunadamente, la lluvia intensa y constante disuade al público de acercarse al mar a contemplar las olas, y ha servido también para prevenir accidentes.
La pleamar de mañana
Sin embargo, el mal tiempo continúa, y las previsiones meteorológicas apuntan a que, si bien hoy se puede registrar una ligera mejoría, la situación empeorará mañana. Es por eso que los servicios de emergencia temen que la solas vuelvan a superar la duna a las cinco y media de la tarde de mañana, cuando la pleamar llegará con fuerza, lo que podría obligar a cortar el tráfico peatonal en el Paseo, aunque se espera que no sea necesario parar la circulación.
Es previsible que, en cuando el tiempo se vuelva más estable, las máquinas excavadoras vuelvan a Riazor a levantar el obstáculo. Normalmente se tarda una semana en mover los 23.000 metros cúbicos hasta formar una barrera de 360 metros.
La duna permanecerá en la playa de Riazor hasta finales del próximo mes de mayo, momento en el que regresarán las máquinas para allanar esta barrera y devolver al arenal su estado habitual.
