La salida de la crisis pasa por Elviña

El Ideal Gallego-009universidad un vivero de emprendedores
El vivero de empresas de la Universidad apoya las iniciativas para levantar nuevas empresas de la comunidad adscrita al campus. Esta es, según sus técnicos, una de las salidas “más seguras” para combatir la crisis económica, ya que en la actualidad el país adolece de falta de iniciativas propias y depende de las ajenas en la mayoría de los casos.

Reportaje de m. pérez

Se acabó el “boom” de la construcción. Este es un mensaje que ha calado hondo en la sociedad pero, al parecer no tanto entre los ciudadanos. Es decir, que a pesar de que todo el mundo sabe que España necesita de industria propia para salir de la crisis, la mayoría de la gente opta por trabajar para una gran empresa si se le presenta la opción al terminar sus estudios, en lugar de hacerlo para sí mismo. Esa actitud, real en España, “pero más aún en Galicia” según Javier Garrido –licenciado en ADE  por la Universidad, gestor financiero y responsable del “viveiro” de empresas–, es uno de los tópicos que intentan abolir en el vivero de empresas de la UDC, donde la entidad educativa presta todo su apoyo a los emprendedores que lo necesiten. Una fórmula como otra cualquiera para combatir la crisis pero, según Garrido, “más segura de lo que la gente cree”.
El especialista apuesta por fomentar la cultura del emprendimiento hasta que cale y se interiorice, como ocurre en los países económicamente más desarrollados. Apunta que mientras la tasa de emprendedores en Estados Unidos alcanza un 60%, “aquí apenas llega a superar el 3%”. Señala que si antes de comenzar cualquier negocio se estudia bien el terreno, se investiga y se llega a conclusiones, los riesgos no son tan grandes como parece “y se suele tener éxito”. Pero Garrido no es el primero ya que hace pocas semanas el vicerrector de Universidad-Empresa recalcaba la importancia del “emprendimiento”.
El problema es cómo asesorarse, a quién acudir y la respuesta, al menos en la ciudad, es el vivero. Ellos se ocupan de ese pequeño  porcentaje de la población universitaria dándoles todas las herramientas y el asesoramiento necesario para triunfar. Les ceden un local en el campus de Elviña, les ofrecen conexión a cualquier red y, sobre todo, responden a todas sus preguntas. A partir de ahí solo es necesaria una idea y una módica cantidad al mes –150 euros que cuesta la cuota el segundo año– para que esa idea original empiece a andar.
El único requisito es pertenecer a la comunidad universitaria –sirve también para profesores o PAS, no solo para alumnos– y que el negocio en cuestión tenga una base tecnológica. De esa forma se filtran muchas ofertas que no interesan en este ámbito –“no vas a entrar aquí si, por ejemplo, quieres montar un bar”– y aún así no se descuida la nómina de usuarios. Y es que tal y como recuerda Garrido, cada año las solicitudes siguen superando a las plazas disponibles. Funcionan desde 2004 y, aunque parezca mentira siendo un organismo muy relacionado con el mercado de trabajo, apenas han notado la crisis.

Sin abogados > Echan de menos poder aportar un mayor asesoramiento en asuntos legales, por ejemplo, y ofrecer más servicio en gestión contable tanto a los que están actualmente como a los demás. Desde que echaron a andar, tienen ya en la calle 32 iniciativas, aunque no todas como una empresa propiamente. Si se cubriesen estas demandas, se podría dar a los emprendedores lo que realmente necesitan.
Aseguran que, aún así, existe “un buen feedback” entre los profesionales y los emergentes. Estos últimos, a pesar de tener “poco tiempo”, siempre saben que pueden recurrir a ellos. Marcos Muíño es uno de los adscritos al plan. Junto con otros dos socios sacan adelante una empresa –Trileuco Solutions– de soluciones informáticas desde hace un año. Pasarán uno más amparados por el “viveiro”, que solo da cobertura durante dos. Muíño explica como él y sus compañeros trabajaban para grandes compañías, pero un buen día decidieron dejarlo y empezar a invertir su tiempo en ellos mismos. Así se pusieron en contacto con la Universidad y después de una convocatoria –“custou un ano entrar”– se unieron al vivero. Pretenden desarrollar un producto “que se poda comercializar” y valoran que cada vez hay más gente que busca crear su propia compañía.
Ellos, como otros muchos estudiantes coruñeses, podrían ser la alternativa a la situación económica actual, una salida que pasa por abrir nuevos mercados en el panorama español.

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