La última procesión reúne en la plaza de María Pita a medio millar de personas

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m. rodríguez > a coruña

  Custodiados por guardias civiles de gala y rodeados de un buen número de cofrades y centenares de devotos y curiosos, los pasos de Nuestra Señora de la Paz y Jesús Resucitado recorrieron ayer las calles del centro hasta llegar a la plaza de María Pita en donde medio millar de personas se congregaban para ver la última procesión de Semana Santa.
Aunque el cielo encapotado amenazaba con lluvias, al final, el tiempo se portó y permitió a la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Santo Entierro poder cumplir con el programa, tal y como estaba previsto. La procesión salió del tempo de la Orden Tercera sobre las doce del medio día y llegó a María Pita una hora más tarde, en un recorrido en donde la sobriedad, la música propia de la época y los flases de las fotografías que tomaban muchos turistas y vecinos, se entremezclaban.
En la plaza del consistorio les esperaba la coral del Sporting Club Casino que cantó una pieza a los pasos, mientras que los fieles observaban el esfuerzo de los porteadores. Las dos tallas recorrieron juntas las calles de la Ciudad Vieja hasta la plazuela de los Ángeles, en donde se separaron para a continuación representar el encuentro. En ese instante, los costaleros procedieron a alzar a pulso las imágenes, lo que levantó los aplausos de los asistentes.

Música > La banda de música de la Orden Tercera se encargó de abrir el desfile y avisar a los viandantes del paso de la procesión. La música de los tambores y trompetas hizo que a lo largo de todo el recorrido, muchos curiosos que se encontraban paseando por la zona decidiesen pararse para ver las tallas.
Además, un buen número de turistas procedentes de un crucero que acababa de llegar al muelle coruñés no se quiso perder la procesión y se acercaron  hasta la Orden Tercera y los alrededores de la plaza de Carlos I.
A continuación, siguiendo a la banda, los hermanos de las cofradías con los trajes propios se dejaban ver al lado de las mujeres que para la ocasión lucían traje corto oscuro y mantilla. Ayer, como los devotos celebraban la resurrección de Cristo, las mantillas negras que llevaron a lo largo de toda la Semana Santa dio paso a la mezcla de negras y blancas, de acuerdo con el protocolo propio del día.  
Como invitados, la banda ferrolana de la Virgen de la Amargura cerraba la procesión. Sus notas rompían el silencio de los fieles que acompañaron a las imágenes por San Francisco,  Santa María, Damas, Sinagoga, Príncipe, Tabernas, María Barbeito, plaza de Azcárraga, plaza de Constitución o Santo Domingo.

Tallas > Con la procesión de ayer se cierra una semana en la que el programa preveía la salida de las imágenes todos los días, aunque algunas de ellas no pudieron recorrer las calles por las lluvias, como ocurrió el viernes. Un duro esfuerzo para la organización y todos las personas que colaboran en estas actividades que concluyó ayer con la salida de las tallas de Jesús Resucitado y de Nuestra Señora de la Paz.
En el primero de los casos, se trata de una imagen contemporánea  y realizada a tamaño real que fue tallada por Guillermo Martínez Salazar en madera y que mide 180 centímetros.
La talle de Nuestra Señora de la Paz es una imagen del siglo XVIII, con un vestido que se le atribuye al diseñador gallego Ferreiro. Además, la presencia de la Guardia Civil se justifica porque el paso está asignado a la jefatura de la zona del Instituto Armado.


 

La última procesión reúne en la plaza de María Pita a medio millar de personas

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