La Fundación Rosón lanza “una mirada particular” en la galería Vilaseco Hauser

La Fundación Rosón lanza “una mirada particular” en la galería Vilaseco Hauser

“Si la obra te produce placer, ya no hay riesgo”. Lo dice el padre de la Fundación Rosón Arte Contemporáneo, Carlos Rosón, el mismo día que abre una ventana en la galería Vilaseco Hauser por la que se cuela un pequeño trozo de su colección. La que empezó guiándose por las emociones y sin importarle la fecha ni la firma y completó siguiendo los parámetros de la modernidad.

Si Rosón tuviera que fijar el epicentro de su terremoto de talentos, este lo situaría junto a los del grupo “El Paso”, por eso de que marcaron una etapa donde lo informal también tenía su denominación de origen en España. Sin embargo, de las primeras adquisiciones efectuadas a finales de los 50 hasta hoy, la entidad ha escupido una enorme cantidad de talentos repartidos en los 80 y 90, además de ampliar su espectro hacia la fotografía, el vídeo o las instalaciones.

Carlos rosón se interesa ahora en talentos de sudamérica por la proximidad cultural

Lo que hoy se puede ver en el local de la calle de Padre Feijóo es una selección de las 290 piezas que pueblan la Fundación RAC. Con un guiño a la tierra a través de Francisco Leiro, Antonio Murado y Menchu Lamas, y un apartado de instantáneas que inquietan. Las firman Esko Manikko, Antonio Muntadas y Sarah Jones y confirman que Rosón apuesta por la fotografía.

Es una de las patas de una silla que continúa en la exposición “Una mirada particular” con las instalaciones de Txomin Badiola y Andreas Slominski en una intención de romper y producir contraste con el resto de las piezas, donde se incluyen creaciones de Knoebel y Ugo Rondinone.

En este punto de su trayectoria, el experto mira al otro lado del charco. Su interés se fija ahora en los talentos sudamericanos por la proximidad que tienen con Galicia y su forma de entender las cosas, “más parecida a la nuestra”, asegura. Por esa razón, los nombres que cubren las vacantes de las residencias que oferta suenan a Brasil, México o Colombia. Países que tienen mucho que aportar en el discurso del arte. Como también tienen que decir los artistas que pastan en el país, que evolucionan lento, según Rosón, porque apenas pueden traspasar el telón de grelos y el desconocimiento sobre estos fuera de España hace por negar su existencia.

Es así como la institución permite que creadores con un reconocimiento internacional consolidado residan en Galicia para desarrollar un proyecto específico de la cultura que se respira en esta punta del Atlántico. La duración de la estancia la eligen ellos.

 

inauguración

La muestra, que se inaugura hoy a las ocho y media de la tarde, es un cruce de emociones distintas que van desde el intimismo con el que tratan las imágenes de Antonio Muntadas encerradas en cajas de luz hasta los golpes en la memoria que regala Rondinone.

Estos autores son capaces de contar la pequeña historia de la Fundación RAC. Desde que Rosón se dejó llevar por el gusto y la pasión hasta que comenzó a trazar la trayectoria de firmas con estrella. Y el don de cautivar. Para recorrer museos y ferias y obtener como resultado la misma sensación que tuvo cuando visitó una muestra de arte español en la Diputación de Pontevedra. Y empezó a jugar.

Con la exposición, el coleccionista cumple con el segundo de los objetivos. El primero ya lo consigue todos los años invitando a su casa a artistas de primer nivel para que compartan su proceso creativo. En este caso, alcanza la plenitud sacando de paseo al arte que descansa en su fundación. Para hacerlo visible al resto de la humanidad. Para darles ese placer. n

 

La Fundación Rosón lanza “una mirada particular” en la galería Vilaseco Hauser

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