La Cocina Económica planea reformar su planta alta por miedo a que se venga abajo

La Cocina Económica planea reformar su planta alta por miedo a que se venga abajo
Uno de los edificios que conforman la sede fue renovado hace solo unos años javier alborés

La Cocina Económica es, desde hace años, la columna vertebral del sustento de muchos coruñeses que pasan una situación económica difícil pero el aumento de las solicitudes de ayuda está provocando que la propia la sede de la institución se resienta. El administrador de la entidad, Óscar Castro, reconoció ayer que el edificio que da a la calle de Cordelería necesita una profunda reforma, algo que ya había advertido su presidente, Alberto Martí-Villardefrancos. Los trabajos para afianzar el suelo de la primera planta –muy resentido por el paso de los años– podrían afrontarse “en dos o tres años” si se consiguen los fondos suficientes para pagar la obra.

Un informe advierte de que el suelo está muy deteriorado por su edad y recomienda tomar precauciones

Hace tan solo un año se inauguraba un nuevo espacio en la primera planta del local de la Cocina Económica para que los usuarios pudiesen pasar en el local su tiempo de ocio. La reforma solo tocó la parte correspondiente al edificio cuya fachada da a la calle de Juan Canalejo –que ya se había rehabilitado unos años antes–, si bien en el otro inmueble que conforma la sede no se abordó la rehabilitación. Precisamente el administrador de la Cocina, Óscar Castro, reconoció ayer mismo que el primer piso del edificio al que se entra por Cordelería es el que necesita ahora trabajos de mejora de la estructura.

“Hay una zona que está renovada, que se renovó hace seis y ocho años, pero la parte de Cordelería habrá que renovarla en un futuro no muy lejano”, explica Castro. El problema es que la vivienda, que se compró “en 1920” y se reconvirtió en sede social, tiene vigas y suelo de madera muy antiguos y estos “se han ido deteriorando” debido al paso de los años y, por supuesto, al peso de las personas que eran atendidas allí.

 

sin peligro para el usuario

Y es que en la zona pendiente de rehabilitar está la oficina del trabajador social y también se daba el servicio de café, que ahora se ha trasladado. “No estamos dando los cafés allí porque al ampliar el horario de desayunos no es necesario ese lugar pero en un informe de un arquitecto se nos avisó de que no carguemos demasiado esa parte”, explica.

Pese a asumir que hay que “reestructurar” la zona en cuanto se pueda, Castro advierte de que “no corre peligro de derrumbe”. En su opinión, la reforma podría planificarse para dentro de “dos o tres años” puesto que de momento las necesidades ciudadanas impiden desmantelar una parte del inmueble.

El gasto de la obra, previsiblemente muy alto, también preocupa a la junta de la Cocina Económica. Castro aclara que se va “a solicitar un presupuesto y barajar costes” y que si fuese posible con el Pepri pensarían en levantar un poco más el edificio. El proyecto también dependerá de que sumen el dinero necesario para pagarlo.

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