11º-16º
miércoles | 17 abril | 2024
Cuando José Luis Calvo Pumpido entró a trabajar en la conservera de su padre en 1953 tenían en plantilla a 35 mujeres, cinco hombres, un contable y un auxiliar. Sin embargo, el que ayer recibía el premio Liderazgo Empresarial por parte de la Confederación de Empresarios de La Coruña (CEC), José Luis Calvo Pumpido, señalaba que la máxima de innovar que aprendió de su progenitor hizo que en pocos años aterrizase en Carballo la primera máquina de empacar atún. De alguna forma, Calvo afirmaba que la fábrica democratizó el bonito porque hasta ese momento el envasado en conserva de este pescado era posible solo por las firmas de más de 150 trabajadores.
El hotel Hesperia Finisterre se llenaba ayer de personalidades de la vida económica y política de Galicia para aplaudir lo hecho por un empresario que recordaba una y otra vez al que le vio nacer para asegurar que sin sus ganas de hacer cosas, el producto no pasaría a cocerse entero y seguramente el grupo conservero tampoco le hubiera dado una vuelta al mercado con la comercialización del atún claro. Después, la innovación vendría en forma de lata redonda, copiando los modelos italianos y franceses, que permitían que la producción se acelerara.
En su discurso, entraban también los packs de tres unidades, que suponían un ahorro de costes y convertían las despensas familiares en un segundo almacén, además del de Carballo. Con una campaña publicitaria de gran calado como la que pensaba su hermano Manuel y que le ponía nombre al “atún claro”, el presidente de honor hacía viajar en el tiempo a los comensales, que cruzaban el charco hasta Venezuela y El Salvador, donde clavó sus piquetas para crecer.
Por su parte, el presidente de la CEC, Antonio Fontenla, aseguraba que la firma supo colocar a la provincia en el mapa mientras que Carlos Negreira parafraseaba al filósofo Nicholas Murray para situar al emprendedor dentro del grupo de personas que se resisten a cruzar los brazos.
Por último, Núñez Feijóo, concluía el acto diciendo que el homenajeado era un ejemplo de economía real, “que no busca dinero fácil y enriquecimiento”. Para el responsable autonómico el triunfo del que factura 641 millones anuales y da trabajo a 4.000 personas estaba en “buscar siempre algo más”. n
