La butaca infantil se viste de etiqueta

La butaca infantil se viste de etiqueta
La sala Gurugú acogió la obra “Un cuento de siempre” susy suárez

El público infantil se pone de etiqueta ante un calendario cultural que es condescendiente con el que tiene dientes de leche para ofrecerle distintos tipos de espectáculos. Es por eso que el domingo tampoco es día para descansar y la Barrié repite, a las 12.30 y 18.00 horas, con el espectáculo “Río de Luna”, en el que dos bailarines interactúan con objetos y lanzan su pequeño mensaje al aire de forma sencilla. Ellos lo cogen al vuelo.

Para presenciar este montaje, los interesados solo tendrán que hacer cola una hora antes en la sede de la entidad. De esta forma, podrán volar de la mano de la compañía Da Te Danza y una pieza que está dirigida a criaturas de cero a cuatro años. Sin embargo, esta no es la única función para hoy.

En el barrio de Los Rosales, los pequeños tienen la posibilidad, además de golpear la pelota en la plaza Elíptica, de ver teatro y danza a la vez en Teatro del Andamio. La compañía cántabra Escena Miriñaque ofrecerá, a las 12.30 y a las 18.00 horas, la obra “Dulce de Leche”, donde una cigüeña está a la espera de que nazca su pollito. El ave representará a través del baile e interpretación las vicisitudes por las que tiene que pasar después de que el viento se lleve por delante su nido mientras que una madre cocina para su bebé dulce de leche y la invita a pasar.

Será entonces cuando el espectador canijo active sus cinco sentidos. Las entradas cuestan cinco euros y se pueden adquirir en taquilla minutos antes de la función. Estas dos citas completan a las que tuvieron lugar ayer. Que llevaron a Pulgarcito, a la Bella Durmiente y a La Bella y la Bestia a hacer piña en un Palacio de la Ópera que sonó a Ravel, de la mano de la Orquesta Sinfónica de Galicia.

Por su parte, la escritora Estíbaliz Espinosa hacía de maestra de ceremonias para desvelar a la pequeña butaca todo lo que estaba sucediendo durante el repertorio sinfónico.

La función de ayer ponía el broche a una semana por la que pasaban cientos de escolares a disfrutar del espectáculo. Lo mismo ocurría en el barrio del Agra, donde Títeres Cascanueces situaba con “Un cuento de siempre” a los niños en el día en el que el sol y la luna desaparecen por culpa de una bruja malvada. Pero como no hay historia sin héroe, los niños se aliaron con uno de su misma especie de nombre Nenusín que llegó hasta el País de la Mentira para liberar a los astros prisioneros.

Por último, la sala Tuerka 27 presentó como es habitual todos los sábados una puesta en escena especial para bajitos de la mano de Manuel Lourenzo. En este caso, el dramaturgo cocinó para ellos una versión distinta a la historia tradicional de “La ratita presumida”. Rebozada con dulzura.

 

La butaca infantil se viste de etiqueta

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