La Audiencia impone 11 años de cárcel al sexagenario acusado de abusar de la niña durante meses

La Audiencia impone 11 años de cárcel al sexagenario acusado de abusar de la niña durante meses
el tribunal da validez al relato de la menor, que hoy tiene siete años patricia g. fraga

Pese a lo impropio de su relato, la Audiencia Provincial ha dado total validez a la declaración que a principio de mes prestó ante el tribunal de la sección segunda la niña de siete años llevada a juicio como víctima de abusos sexuales a manos de un sexagenario que convivía en la casa de una amiga íntima de su familia. La pequeña, expone la sentencia, contó y escenificó con gestos cómo su conocido le hacía tocamientos en los genitales –algunos con la lengua– o cómo la incitó para que le practicara felaciones, y le mostró películas pornográficas para instruirla en el modo en que debía satisfacerlo.

Por esas manifestaciones, que la menor hizo en un primer momento a su madre tras sentir molestias en la zona vaginal, y después a la Policía y a los magistrados, el hombre acaba de ser condenado a 11 años de reclusión, como autor de un delito de abusos sexuales continuados, y en consonancia con las peticiones de pena de la Fiscalía y la acusación particular, que ejercía el penalista Manuel Ferreiro.

La sentencia incluye también una orden de alejamiento, que protegerá a la víctima hasta ocho años después del cumplimiento de la pena de cárcel; también, contempla en su favor una indemnización de 30.000 euros, para aplacar los trastornos psicológicos que podrían desencadenarse a partir de su vivencia, si bien, expone el dictamen, no se han manifestado “de momento”.

 

como una abuela

Los ataques se remontan a mayo de 2011, fecha en la que el procesado tenía alquilada una habitación en la casa de Eirís donde la familia de la menor (de entonces cinco años) había residido. Los padres mantenían todavía una estrecha relación con la propietaria, hasta el punto de que la pequeña venía considerándola su abuela. Como tal, no eran escasas las ocasiones en que se quedaba al cuidado de la menor, que llegaba a pasar en su domicilio fines de semana y vacaciones.

Es en este contexto que el inquilino, concluye el tribunal, comenzó a relacionarse con la niña, ofrecerse para sacarla al parque o invitarla a su habitación a ver la televisión; entre mayo y septiembre de ese año, el hombre satisfaría sus deseos sexuales con ella de múltiples maneras. El tribunal de la sección segunda expone en su resolución algunos de los actos que la pequeña acabó por confesar y detalla que, para ganarse la confianza de la niña, le entregaba monedas.

Las agresiones se destaparon cuando la madre acabó por llevar al médico a su hija después de varios días de quejas por picores en los genitales. Fue en ese momento cuando reveló a sus padres y a su “abuela” lo que su conocido le pedía hacer, y lo que motivó la detención del sexagenario. A raíz de su imputación, la Policía registró su dormitorio y halló en uno de los armarios unas bragas de la pequeña con ADN de él, además de abundante material pornográfico, elementos que, a criterio de los magistrados, refuerzan la versión de la niña y sirven para destruir la presunción de inocencia.

La Audiencia impone 11 años de cárcel al sexagenario acusado de abusar de la niña durante meses

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