El joven Leonardo Hernández pone de pie al público y sale a hombros

El joven Leonardo Hernández pone de pie al público y sale a hombros
toros en la coruã±a

La segunda jornada de la feria taurina fue, sin duda, la del éxito del joven Leonardo Hernández, que fue capaz de poner en pie a todo el público del Coliseo en sus dos intervenciones. Demostró a lomos del caballo el arte y la maestría de la monta y la destreza en el toreo de los dos morlacos. El primero, “Acosado”, con el que realizó un espectacular “baile” en círculo a tres bandas: rejoneador, toro y caballo. El público acompañaba con palmas y la faena terminó con vítores y aplausos del público y el reconocimiento del presidente de la plaza, que le concedió la primera oreja de la tarde.
El segundo “trofeo” le llegaría tras torear a “Piratero”. La primera gran sorpresa la dio cuando clavó dos banderillas, una con cada mano enfilando al toro sin sujetarse a las riendas de su caballo. Pero la espectacularidad de la faena llegó cuando dejó la monta para enfrentarse de tú a tú al toro, cabeza con cabeza sobre la arena, y volvió a “bailar” con él. El público, en pie, le aplaudió durante varios minutos y, tras recibir la segunda oreja, le brindaron abanicos, claveles, mantones y pañuelos.

reconocimiento
Menos suerte tuvo la única mujer sobre el ruedo, Noelia Mota, que aunque demostró arrojo y valentía frente a los toros, le tocaron en suerte dos ejemplares difíciles. El primero fue, además, el que dio el gran susto en la plaza, ya que pegó un salto y se quedó sobre la madera, y cerca estuvo de pasar al callejón. Pero todo quedó en un susto. A la joven le costó hacerse con los morlacos, que huían de sus embistes y se resistían a brindarle una buena corrida; sobre todo el segundo, un imposible “Reliquia”. El público le premió con una vuelta al ruedo por su voluntad. Se despidió con acrobacias sobre el caballo y habiendo recibido una oreja por sus faenas. Una tarde más discreta tuvo el portugués Joao Moura, que también cortó una oreja, ésta con su segundo toro, “Valentón”. Y valentía fue la que derrochó el rejoneador, que también desmontó de su caballo para encararse al toro cuerpo a cuerpo. El público aplaudió la osadía del torero y pidió al presiente que reconociera su faena.  n

El joven Leonardo Hernández pone de pie al público y sale a hombros

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