“Es ilusionante que Grimshaw vea su obra de Afundación como uno de sus principales diseños”

“Es ilusionante que  Grimshaw vea su obra de Afundación como uno de sus principales diseños”
La responsable habla de la importancia de sumar esfuerzos entre las distintas entidades javier alborés

Luz que se cuela por un pasadizo abierto de 09.00 a 21.00 horas y conecta el Cantón con la Estrella. Por encima, se levanta una ola. La espuma es el mármol que asciende y desciende, según el punto desde que uno lo mire. El edificio de Afundación cumple diez años siendo calle, pero también arte y ahora más que nunca, ciudad. Porque los tiempos han cambiado, Beatriz asegura que es un vecino más, dispuesto a ceder sus espacios para albergar ruido: charlas, conciertos, talleres... El bloque que un día pensó Nicholas Grimshaw y que poco a poco va entrando en el imaginario de los coruñeses avanza en lo social. La coordinadora afirma que ya ha pasado lo peor, que están en un momento más tranquilo y que el nuevo equipo apuesta por tenderle un puente a la sociedad para que se suba al barco. Y coja la mejor de las olas.

Diez años ya desde que el edificio se asomó al Cantón.
Y 20 desde la convocatoria del concurso internacional de arquitectura, donde se eligió el proyecto de Nicholas Grimshaw. La semana pasada estuvieron los de su estudio grabando vídeos del edificio y planos. No en breve, pero me imagino que saldrá próximamente en un documental y aunque eran técnicos, trabajan directamente con él. Ellos nos dijeron que le tenía mucho cariño al proyecto. Creo que fue todo un reto por lo pequeño que es el solar, con una anchura máxima de 30 metros, algo complicado también porque era la primera vez que trabajó en un bloque con un objetivo sociocultural. Nos hace mucha ilusión que se acordara de nosotros y que lo tenga como uno de sus principales.

Una construcción no exenta de polémica.
Sí, es una reinterpretación vanguardista de las clásicas galerías gallegas, captando toda la luz. Es una visión muy distinta. De ahí, la polémica. Pero a todos los que no les gusta, les animamos a que entren a conocerlo por dentro porque el discurso va muy unido del exterior al interior. Nicholas era consciente de que A Coruña estaba vinculada al mar. La localización es en la parte más estrecha de la península y desde la cresta de esa ola que diseñó se puede ver todo el mar abierto de Riazor y Orzán, inclinado hacia delante y con una fachada de mármol, en esa idea de espuma de mar.

¿Los coruñeses lo han aceptado ya como suyo o todavía no?
Se quiso dar a conocer la metáfora, pero no cuajó demasiado. Creemos que sigue siendo una escultura en si misma. Actualmente, enseñamos las fotografías y planos de su construcción en una muestra, las soluciones que fueron a veces muy específicas e innovadoras. Estará hasta el 12 de noviembre en la tercera planta. Creo que es un buen ejemplo de edificio escultórico, que toma dos alturas con un patio central y después, del lado de las salas de exposiciones en la tercera, deja de haber una cuarta planta y esta toma una altura de 25 metros para llegar a la quinta. Es un discurso continuo.
¿El diseño interior fue acertado? ¿O se han encontrado con carencias a lo largo de los años?
Sí, y aunque el principal uso y en su origen fue pensado para museo, además de las salas de exposiciones, tenemos un auditorio y otra sala en el sótano que nos da mucha versatilidad. Podemos tener conferencias sobre moda y en otro espacio, un concierto de jazz del Conservatorio, las exposiciones al otro lado y un taller de cocina para niños, en una última.
De un contenedor de arte a un multiusos. Reinventarse o morir. ¿Hubo realmente peligro de desaparecer?
Sí, el primer objetivo fue destinar el 90% a exposiciones de artes plásticas, pero los tiempos han cambiado y todo tiene que ser económicamente más modesto. No sé si desaparecer, pero fueron años complicados, éramos una fundación vinculada a las cajas de ahorros. Nuestras exposiciones propias en las que trabaja el área cultural van en el primer y segundo piso. Las otras salas nos dan la oportunidad de hacer todo tipo de actividades y animamos a los colectivos a que nos visiten y vean lo que tenemos. Se realizan actos intergeneracionales, cine en versión original, conciertos, obradoiros... Somos conscientes de estar en un lugar muy céntrico y tenemos a Abanca como principal mecenas, al que le agradecemos que invierta en educación, cultura y en lo social. Queremos ser una casa abierta, el vecino simpático y cariñoso que siempre está disponible. Llevo cinco años como coordinadora y hemos colaborado con todo tipo de asociaciones. Por aquí pasan continuamente los de Cruz Roja, Médicos sin Fronteras, Amas de Casa, O Facho... Nuestro abanico de oferta es muy variado.

Empezaron con nada menos que con una exposición de Diego Ribera.
Diego Ribera, El Señor de los Anillos, exposiciones del Thyssen y del Prado. Se invirtió cuando hubo dinero y disfrutamos de muestras y obras de arte que, de no tener este edificio con estas dotaciones técnicas, de clima y control de la humedad, no sería posible, pero tenemos la suerte de contar con una colección importantísima, declarada BIC. Estamos hablando de 5.000 obras de la colección Afundación, sin contar con las de Abanca, que vamos moviendo por las sedes. Vamos en el mismo tren que el resto de la sociedad.

¿Cómo cambió la forma de trabajar en el seno de la fundación?
Lo primero que tuvimos que hacer fue entenderlo nosotros mismos, pero seguimos con la ilusión de defender nuestra herencia en beneficio de los gallegos. Antes era mucho más fácil, pero nos hemos reconvertido. Lo que encargábamos a otra empresa, lo hacemos nosotros y vamos sacando los proyectos con menos personal. Con las demás entidades, comprendimos que teníamos que colaborar y unir nuestros esfuerzos. Por eso, hemos dejado de competir y nuestra intención de buscar colaboradores es clara.

“Es ilusionante que Grimshaw vea su obra de Afundación como uno de sus principales diseños”

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