La historia se reescribe en Méndez Núñez

La historia se reescribe en Méndez Núñez
Los técnicos se afanan para tener apunto el monumento de la humanista del siglo XIX quintana

El águila y la serpiente luchan silenciosamente en el monumento a Concepción Arenal. Es un momento congelado por el que ha pasado un siglo, y las alas del águila hace tiempo que han perdido su lustre, y la serpiente, su cabeza. El vandalismo ha arrancado las cadenas que unían los pilares e incluso las letras de hierro que formaban el nombre de la intelectual ferrolana. Por eso, el Ayuntamiento ha decidido limpiar el grupo escultórico aprovechando la efeméride, a tiempo para celebrar un homenaje, que tendrá lugar en los próximos días.
No es extraño que el Ayuntamiento que aprovechó para declarar festivo el Día de la Mujer trabajadora quiera rendir homenaje a la que se considera la precursora del feminismo en España. Arenal fue defensora de la mujer en la segunda mitad del siglo XIX, cuando todas las batallas estaban por ganar, y lo hizo con ensayos lúcidos, como “La mujer del porvenir”.
Hoy en día, su pensamiento, cargado de religiosidad y de algunos tópicos decimonónicos, se consideraría desfasado. Su estilo tampoco incluye los neologismos que son tan del agrado del discurso feminista actual, como “heteropatriarcado” o “micromachismo”, pero no cabe duda de que fue rompedora para una época en la que defender la igualdad de la mujer era exponerse al ridículo. Ese sentimiento de humanismo cristiano de Arenal se deja ver también cuando escribe contra la miseria en las cárceles, en las casas de salud o la mendicidad, o insiste en la educación como medio resolver los males, algo en lo que coincidirían la feministas actuales.

La garra y el libro
Por eso un águila de hierro luchando contra una serpiente parece demasiado violento para una mujer tan compasiva, hasta que se observa que el ave de presa tiene una pata apoyada sobre un libro abierto: el conocimiento es el arma con el que la virtud vencerá al mal. De ahí el diseño del arquitecto coruñés Rafael González Villar. Un siglo después, el medallón con la efigie de la intelectual observa todavía la batalla. Y, estos días, el trabajo de los técnicos para pulir el metal, en muy mal estado, y para limpiar las columnas.
El nombre de Concepción de Arenal volverá a escribirse en hierro, reemplazándose las letras, pero la serpiente deberá que esperar. Su cabeza desapareció hace años, y tendrá que ser reproducida a partir de viejas fotografías. Pero en contra de lo que dice el refrán, incluso decapitada sigue siendo peligrosa.

La historia se reescribe en Méndez Núñez

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