Hallan el cuerpo de la joven ourensana en el mismo punto en el que se ahogó

Hallan el cuerpo de la joven ourensana en el mismo punto en el que se ahogó
Numerosos efectivos de los servicios de emergencia acudieron al punto de Riazor cercano a La Coraza donde se descubrió el cadáver flotando | pedro puig

Finalmente, el mar devolvió el cuerpo de la joven ourensana fallecida en la madrugada del Viernes Santo. Los restos de Andrea C.D., de 22 años, aparecieron muy cerca de La Coraza, en la playa de Riazor, precisamente donde sus dos amigos le vieron por última vez con vida antes de que la arrastrara una ola durante una alerta naranja. Eran poco antes de las diez y media de la mañana y los bomberos del Grupo de Rescate Acuático (GRA) se dirigían ya al puerto para realizar las prácticas en la bahía de Riazor, así que acudieron rápidamente mientras otro equipo se zambullía.

Quien dio la voz de alarma fue una mujer que se encontraba caminando por la playa de Riazor y que distinguió un bulto sospechoso y alertó a un agente municipal. Al parecer, el cuerpo se encontraba muy cerca de la orilla, según relató otro testigo presencial de los hechos: “Yo la vi flotando, y después fue cuando vino un agente (de la patrulla ciclista) y a la chica se la fue llevando el mar para adentro, pero estuvo a cinco metros, o por allí, de la orilla. Como mucho, diez”.
Según los testigos, el cuerpo se distinguía claramente, “aunque con las olas no te da tiempo de verlos como cuando está el mar quieto”. En cuanto a los bomberos del GRA, alertados por la Policía Local, llegaron enseguida en un vehículo por tierra.

A cien metros
El cuerpo se encontraba muy cerca de las rocas que los propios rescatadores llaman “las segundas de Riazor” y, en efecto, estaba muy cerca de la orilla, a solo cien metros de donde había desaparecido. Pero el oleaje era fuerte, con olas de hasta tres metros, “bastante duro”, señalan fuentes de los servicios de emergencia, que recuerdan que con olas de cinco metros ya se suele declarar la alerta naranja.

Cuando se zambulleron, la corriente predominante ya había comenzado a llevarse de nuevo el cuerpo mar adentro. A pesar de ello, los rescatadores del GRA podían haber sacado el cuerpo directamente a la playa, desde donde tanto servicios de emergencia como curiosos contemplaban el rescate, pero era peligroso: en primer lugar, por la fuerte resaca, y en segundo lugar, porque corrían el riesgo de dañar más el cuerpo contra las rocas, así que se comunicaron con la lancha que ya estaba acudiendo al lugar, informándoles de que debían recogerlos mar adentro.

Seguían así prácticamente el mismo protocolo que se adopta los socorristas cuando la persona que se quiere rescatar está todavía viva. A pesar de que no tuvieron que luchar contra la resaca, los rescatadores nadaron cerca de doscientos metros antes de ser recogidos por la embarcación y regresar a puerto.

De esta manera, se daba por concluida la búsqueda que había empezado diez días ante y en la que habían participado, además de Bomberos, medios de Policía Nacional, Policía Local, Protección Civil, Cruz Roja, Guardia Civil y Salvamento Marítimo.

Hallan el cuerpo de la joven ourensana en el mismo punto en el que se ahogó

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