“Habría impulsado un organismo autónomo para los museos”

Si pudiera cambiar algo de todos estos años al frente de los Museos Científicos y el Muncyt, Ramón Núñez hubiera puesto más empeño en crear un organismo autónomo. Capaz de darle una independencia política a estas casas adosadas al conocimiento.

¿Su jubilación supondrá una desvinculación total con la ciencia o seguirá involucrado?
Es imposible porque separarse de la ciencia sería como hacerlo de la cultura o la gastronomía. Es un placer, un componente más de mi vida. Yo he aprendido a apreciarla y pienso las cosas en clave de ciencia. Pienso seguir escribiendo y dando conferencias porque una cosa es retirarse y dejar de tener responsabilidades y otra, es dejar de vivir.

¿Cambiaría algo de su trayectoria al frente de los Científicos y del Muncyt?
Desde el punto de vista de gestión, quizá habría impulsado la creación de un organismo autónomo para los museos y más desviado del poder político. Que tuviera cierto grado de independencia y que le diera continuidad a todo. En algún momento se consideró. Se pensó cuando se hizo el Consorcio para la Música, pero no salió adelante. Esto tendría ventajas en el sentido que aglutinaría los intereses de distintas instituciones como el Ayuntamiento, la Xunta y la Universidad.

¿Quiere dejar algún recado a la administración antes de marcharse?
Que estamos obligados a impulsar la cultura científica popular porque esto implica dos beneficios. Uno, que la gente puede vivir en equilibrio con su entorno y entiende cosas cruciales desde el calentamiento global al efecto invernadero o cómo afrontar el tema de las células madre y nuevas enfermedades. En definitiva, un montón de temas que te afectan como persona y como colectivo y que te hacen sentirte más cómodo.

¿Este conocimiento en qué repercutiría?
Con ese interés por la cultura científica, haces más posible que los presupuestos generales del Estado destinen un mayor porcentaje para la investigación. Una mayor conciencia sobre la ciencia implica que también la empresa privada invierta.

¿Será de los jubilados que observan las obras por una rendija?
No sé si vagabundearé por las calles o por internet. No tengo costumbre del paseo ciudadano, pero pasearé con mi mujer. Algo que hasta ahora no hice porque siempre había metas muy concretas y en el orden de prioridades, el trabajo siempre era lo primero. Como eso que dicen que primero es la obligación y después, la devoción. Ahora ya no está de primero el trabajo, sino pasear con ella. A la que siempre le dije que no. n