Había una vez un patio de butacas poblado por enanitos

Había una vez un patio de butacas poblado por enanitos
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Cristina Medina deja de ser el “bicho” en “La que se avecina” para enfundarse el traje de una Blancanieves punk que está cansada de ser la buena de la película. El teatro Rosalía es mañana a las 20.30 horas el escenario de un cuento “A grito pelao” donde el humor se aliña con el rock de Los Gusanitos de Teruel para que el espectador “saque el enanito que lleva dentro” y “mate de paso al narrador interno”. Porque se trata de “hacer lo que queremos y no lo que se supone que debemos”, el montaje le cerrará la puerta a la mente y por el pasillo entrará el corazón, macerado desde la risa, apunta la actriz, algo que desde Pez en Raya siempre han defendido. 
En concreto, la compañía elige repuntes absurdos y surrealistas y los pone a bailar con trucos de mentalismo, acordes y fragmentos de monólogos, que caminan en un mismo enfoque, el de una “Blancanieves que va explicando su desencanto”. Y aunque hay un guión establecido de antemano, la intérprete juega con el directo que todo lo cambia y en “cada número salgo a vivir el presente”. Así que si entre medias, ocurre algo extraordinario, se desmonta lo anterior y “ese giro se queda o no”, pero se tiene en cuenta. 
Acompañada de los músicos Jesús Chávez, Nani Conde y David López, Cristina canta rock, pero también funky y pop, y “hasta un tema serio a capela” que hacen una suma de doce, todos propios y escritos para la ocasión. En la hora y 45 minutos, que “se pasan volando”, cada asiento escoge a uno de los siete. ¿Y si quieren ser el dormilón? “Pues que duerman todo lo que quieran, toda la vida si hace falta”, comenta Nani Conde. 
Mientras, la Blancanieves se va quitando ropa hasta convertirse en otra cosa y a la vez que se desnuda, le pide a la gente que deseen algo en alto, “la mayoría no saben lo qué, no lo tienen claro porque si lo tuvieran, se cumpliría”. Cristina advierte que como todo, elegir lo que uno quiere tiene sus contraprestaciones y en este cuento, el espectador avanza. Se detiene o pasa del asunto y todo es válido. La protagonista asegura que no hay presiones: “Y si no te lo pasas bien, te vas”. Antes de tomar la decisión, el público recibe una primera bala cuando Nines se viste de clásico no clásico, señala la actriz. Tras esto, “va entrando en el juego y se lo pasa bien. A nosotros se nos pasa muy rápido. De este rollo, nos reímos y nos gusta”. La complicidad se nota y desde la primera función no dejan de disfrutar. Después, dicen, “se van a un garito a tocar” y siguen haciéndolo. Porque no les puede gustar más lo que practican. n

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