“Fui estúpido porque fallé”, alega el hombre que arrojó ácido a tres niños para vengarse del juez Taín

Solo en un aspecto muestra arrepentimiento el hombre que en febrero de 2012 se entregó a la Policía después de rociar con una sustancia corrosiva a tres niños cuando bajaban del autobús escolar en Juan Flórez: haber errado y herido a unos menores que nada tienen que ver con Antonio Vázquez Taín, el magistrado que según él causó su “desguace familiar” al enviarlo a prisión en 2010 por maltrato familiar.
“Fui estúpido porque fallé”, reconoció ayer el sexagenario ante la magistrada que, en esta ocasión, lo juzga por cinco delitos de lesiones –tres en relación a los escolares y otros dos, por dos mujeres que también resultaron afectadas– que pueden costarle penas de hasta 24 años de prisión. La Fiscalía y la acusación particular –que ejerce el letrado José Luis Gutiérrez Aranguren– elevaron en la vista sus peticiones al estimar, tras escuchar su declaración y la de los testigos del suceso, que el agresor obró con alevosía al intentar vengarse del juez que lo había encerrado a través de su hijo.
Porque, a pesar de que él niega haber dirigido el aguafuerte –una disolución de ácido clorhídrico en agua– contra los menores que identificó como hijos del magistrado, o haber planificado el ataque con antelación, sus palabras en comisaría y las lesiones que presentaron las víctimas llevan a concluir que sí buscaba causar el mayor daño posible.
La secuencia del ataque la reprodujeron ayer varios testigos, entre ellos las dos adultas que también sufrieron quemaduras por contacto con el ácido. “Estaban bajando del bus, y apareció el señor gritando ‘los hijos del juez’”, rememoró una de ellas, que describió cómo el procesado lanzó el contenido de una botella, primero a la cara de su hijo y, a continuación hacia la de sus dos primas y por último lanzarlo contra su rostro. “Venía totalmente envenenado”, valoró.

golpe mediático
El aguafuerte hirió a las mujeres en la boca y un brazo, y en la cara a los tres escolares –de seis, siete y nueve años–. En el caso del chaval, el contacto con un ojo le causó lesiones en la córnea, por las que ha tenido que ser operado tres veces para recuperar la visión.
“El niño no tenía culpa ninguna”, reconoció ayer ante la jueza el acusado, que, no obstante, niega que quisiera causar mal al hijo de Vázquez Taín. “Yo buscaba un golpe mediático (...) El aguafuerte es lo que nos daban en la cárcel para limpiarnos, y en la cárcel no te dan cuchillos. Es un líquido social, escandaloso, pero muy social. Es gracioso y simbólico”, razonó.
Pero esta argumentación no casa con lo que, según declaran varios agentes del 091, manifestó el autor confeso del ataque con el ácido tras presentarse en comisaría. “Decía que lo había hecho porque (el juez) le había jodido la vida y no se arrepentía de nada. Decía que iba a ir a por él”, señaló ayer uno de los policías presentes en aquella declaración, que recordó que el sexagenario había hablado de que llevaba “un mes” planeando el golpe. En la misma línea, un compañero apuntó que aquella jornada le oyó decir: “Él me jodió la vida y yo se la jodo a él. Voy a ir a prisión, pero él se va a acordar de mí toda la vida”.
En parte, la declaración del acusado en el juicio confirma esta versión, aun cuando él rechaza que estuviese siguiendo un plan: “Los dos somos unos hijos de puta, y debíamos ser ejecutados. Pero de él no se habla, no se habla de las dos vidas que quitó”. Se refiere el procesado a las de sus dos gatos, que halló muertos en su casa tras cumplir la condena impuesta por Taín. Y esa es, según confiesa, la razón que le movió: “Cuando, después de dos años, llegué al piso y me encontré la escena, ahí cambió la cosa. Se acabó ser buena persona. (...) Me dije, toda esta tristeza... Acostumbrado a comer con mis gatitos y de pronto estar comiendo con  lo peor de Coruña, con los perros de la sociedad”. n